Proyecto finalista de la categoría Restaurantes del XI Premio de Interiorismo Mexicano PRISMA.
El punto de partida para el diseño de este restaurante radica en la
restauración de un local existente de 550 m2. En un contexto de pandemia, la
economía del proyecto era un primer reto. Por otro lado, existía la necesidad
de procurar espacios abiertos que dieran mayor tranquilidad a los comensales,
evitando aglomeraciones en espacios cerrados.
Una de las premisas, implicaba la recuperación de la totalidad de los
materiales existentes en la propuesta anterior, con un sentido de
responsabilidad ambiental, dotándolos de nuevas texturas y atmósferas.
El mobiliario se integra al proyecto mediante elementos de madera
reciclada, como aquellos troncos que libera el mar por las noches. El arte
juega un papel importante. Elementos de materiales simples con la paja como
material central, se ubica en lugares estratégicos desde el acceso hasta el salón
principal.
Con la idea de generar distintos velos a través del espacio, se
incorporaron paneles de malla con vegetación, los cuales se desdoblan del plafón
para generar espacios semi privados, los cuales se abren o cierran en mayor
medida según se requiera, mediante cortinas traslúcidas que corren a lo largo
del espacio.
Fotografía: Jaime Navarro
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