Casa Empírea es una vivienda unifamiliar diseñada para un matrimonio joven ubicada en una zona residencial consolidada de la ciudad de Mérida.
El
objetivo fue lograr un refugio funcional en donde los habitantes pudieran
abstraerse del entorno urbano circundante, con consideraciones comerciales y de
progresividad que la hicieran adaptable a diversos perfiles de usuarios durante
su vida útil.
El acceso a la casa es a través de un parque de bolsillo desde el cual
se accede a un espacio de transición vestibular que conecta con la cochera, las
escaleras, el baño de invitados y el espacio social abierto conformado por
sala, comedor y cocina; mismo que se extiende hacia una terraza exterior techada
de doble altura, la alberca, el jardín, un pabellón trasero que contiene un
estudio / cuarto de visitas y un baño completo. En la planta alta se ubica el
área de lavandería, un bar al aire libre, clóset de blancos, una habitación
secundaria con baño y una habitación principal con clóset vestidor y baño.
Los espacios sociales interiores y exteriores están conectados entre sí,
de manera que pueden fusionarse en un gran espacio, o bien, mantenerse aislados
para sostener reuniones simultáneas en ambientes distintos. Las habitaciones se
ubican al final del recorrido en la zona más íntima de la casa.
La volumetría se define a partir de la orientación del lote. La fachada
frontal mira al sur, por lo que sus aperturas son más bien discretas. Las
fachadas oriente y poniente son muros medianeros a los cuales se adosó la casa.
La fachada trasera que mira al norte es la más transparente pues favorece la
iluminación natural y la captación de los vientos dominantes de la región que,
trabajando en conjunto con el patio interior y una serie aperturas cenitales
ventiladas, se consigue dotar de ventilación cruzada e iluminación natural a
todos los espacios habitables de la casa, favoreciendo la sanidad y el confort
térmico.
La modulación del edificio optimiza el sistema constructivo más común de
la zona a base de block, viguetas y bovedillas de concreto, evitando
sobrecostos derivados de desperdicios.
La materialidad va enfocada al bajo mantenimiento, la calidez y la
sobriedad. Se utilizó estuco a base de cemento gris en muros interiores, exteriores
y plafones; madera de tzalam y fibras naturales para muebles fijos y puertas, pisos
de concreto gris desbastado, aluminio y herrería en color negro mate, vidrios
claros y esmerilados, detalles en mármol y granito oscuro, griferías y manijas
de puertas en acero inoxidable.
El interiorismo se basa principalmente en la integración de textiles
artesanales con piezas utilitarias y mobiliario que van desde tonos neutros
hasta colores vibrantes que contribuyen a la calidez de los espacios y a la
apropiación de los usuarios. El paisajismo contempla vegetación endémica,
mobiliario urbano y un jardín acuático.
Fotografía: Leo Espinosa
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