Félix Claus
Hace
unos días apareció en el periódico Reforma un texto de Yuri Zagorin, actual
presidente de la CANADEVI en el Valle de México, reflexionando sobre la
necesidad de crear vivienda asequible al interior de nuestras ciudades. En su
exposición describe como la travesía de un personaje ficticio desde su casa en
la periferia hasta su lugar de trabajo en la zona central de la ciudad genera
un terrible desgaste no sólo a esta persona sino a la sociedad entera y esto es
causante de muchos de nuestros problemas sociales y económicos actuales. Este
personaje es la representación de lo que muchos mexicanos sufren en la mayoría
de nuestras ciudades.
La
nota me pareció muy atinada y la compartí entre varios grupos de colegas y en
uno en particular se desató una conversación interesante sobre el tema
focalizado en Monterrey, ya que justo el centro de la ciudad vive hoy un boom
por la vivienda vertical que ha generado una discusión interesante de
reflexionar, ya sea por la manera en la que actúan estas nuevas construcciones frente
a las preexistencias, por la forma en que se configura e interactúa con la
ciudad o por los costos a los cuales se venden las unidades de vivienda.
La
normativa que actualmente rige al centro se ha quedado corta en considerar
mecanismos para que la oferta de vivienda sea diversa que incluya desde la vivienda
de lujo hasta la más asequible, aquella que Zagorin tasaba en 450 mil pesos que
un trabajador de cualquier establecimiento del centro puede pagar. El ejercicio
más cercano a esto fue el edificio Titán que logró colocar departamentos
inicialmente en 750 mil pesos pero de ahí en adelante los costos son impagables
para alguien con un salario promedio y se ven obligados a adquirir su vivienda
en la periferia con todos los problemas que implica el traslado hacia sus
lugares de trabajo.
Muchos
son los factores que no permiten que esta oferta de vivienda suceda: la alta
especulación con la tierra que ha llevado por los nubes los precios de los
terrenos, la falta de una regulación que prohíba la construcción de
estacionamiento aunado a un terrible rezago en el tema del transporte público y
generación de un espacio público de calidad en todo el centro, la falta de
incentivos para que quien invierte vea atractivo incluir producto asequible en
sus desarrollos y un modelo de negocio que por sus características no permite
que esa vivienda se de. Por si fuera poco, somos una de las ciudades con mayor
índice de discriminación en el país y los desarrolladores de vivienda ven como
un problema para poder vender su producto la mezcla social.
Se
sigue pensando en una ciudad segregada, donde entre menos tengas más hacia la
periferia te acercas y esa falta de diversidad de viviendas ha provocado
infinidad de problemas urbanos y sociales. Es momento de “pensar fuera de la
caja”, ya sabemos cuales son muchos de los factores que no lo han permitido y
es precisamente eso lo que tenemos que atacar. Debe trabajarse en conjunto
sociedad, iniciativa privada, gobierno y profesionales de ramo para generar un
plan de acción que permita al ciudadano promedio vivir cerca de su vida. En el
centro de Monterrey hay todo tipo de infraestructura y servicios para todo tipo
de bolsillos, solo falta que viva más gente de todos los niveles para que sean
aprovechados al cien por ciento.
Acelerar
la mejora del transporte público, generar un proyecto integral de mejora del
espacio público que permita al ciudadano dejar el automóvil y se mueva con
seguridad y tranquilidad por la ciudad a pie, reformular la normativa de
estacionamiento para reducir la masa construida de los edificios y por ende sus
costos, generar incentivos que hagan atractiva la oferta de vivienda asequible
para quien desarrolla, pensar que no solo el modelo de venta de vivienda es el
único válido, entre otras muchas ideas más que deben empezarse a trabajar de
manera conjunta para que el centro no se convierta en un lugar de un solo
estrato económico de la población ya que históricamente ha sido un lugar
democrático, diverso donde todos los ciudadanos se encuentran. Es urgente
cambiar el paradigma por que como dice Zagorin, nos esta siendo más caro no
hacerlo.
Fotografías
de Paco Alvarez, The Raws
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