Juan Loyo vive parte del tiempo en la Ciudad
de México y gran parte del tiempo viaja a zonas rurales y territorios indígenas
para construir colectivamente con materiales naturales. Se
dedica a hacer arte, arquitectura social sostenible y diseño. Hace de todo en
donde haya una oportunidad de explorar ideas y de usar sus capacidades, le gustan
los retos diferentes y encontrar la manera de trabajar con otras personas para
descubrir cosas que amalgama con su forma de ver el mundo.
Para este concurso diseñó unos tenis usando
como base el modelo ERA de VANS en una competencia abierta en tres regiones y
participando en la correspondiente a América del Norte que comprendía Canadá,
Estados Unidos y México que recibió más de 50,000 propuestas.
Exploró esta oportunidad para pensar en cómo
haría un tenis de Vans con su diseño, buscando la manera de crear un estampado
que fuera pintado a mano, que pudiera lograr que cada uno de ellos fuera
diferente, como si fueran manchas de pintura en los zapatos de un artista. “La idea es hablar de caminar el mundo para
descubrir nuevas y diversas formas de verlo; de ahí salió el diseño” afirma
Juan.
Por lo general trabaja muy rápido, le gusta
que las cosas sean muy orgánicas y que se mantengan libres, por lo que sus
piezas suelen ser de un día o dos de trabajo, pero depende mucho de cada pieza.
Para el diseño de Vans fue muy instintivo el proceso y fluyó muy ágilmente.
Después de mostrar el diseño de manera digital
para la competición se hizo una selección final de 10 diseños; cada uno de los
participantes hizo su tenis pintado a mano en físico sobre unos tenis
totalmente blancos, esto fue lo que Juan vivió como lo más divertido del
proceso, hacer un modelo físico que sería con el que los jueces decidirían el
diseño ganador.
Después hubo que hacer muchas más cosas para llevar
la propuesta de diseño a un calzado real. Hubo mucho trabajo de todo el equipo
de Vans y sus diseñadores en California para poder crear un estampado de
calidad que tradujera el diseño al producto final. Se logró un trabajo
increíble gracias al apoyo colectivo.
Para Juan el proceso fue idéntico al de todos
los proyectos en los que participa. La primera fase es entender lo que el
objeto o pieza necesita, lo que su naturaleza está pidiendo. Después viene la
parte instintiva, en la que las ideas comienzan a tomar forma. Destacó que es
muy importante mantener la conversación entre los factores y mantener abiertos
todos los canales para explorar las posibilidades hasta descubrir el resultado.
“Creo que el proceso es lo que más disfruto y me gusta que sea una aventura,
así que lo navego sin tener un objeto final en mente; mi meta es que en el
resultado tenga sentido por sí mismo y que la pieza logre transmitirlo.”
“Yo creo fuertemente en construir los sueños,
no solamente imaginarlos, así que desde hace años he estado armando un proyecto
de construcción comunitaria con materiales naturales para hacer un espacio
dónde muchas disciplinas se puedan encontrar y las personas, además de aprender
a construir y vivir sosteniblemente, puedan explorar proyectos creativos
propios.
Este es un lugar donde estudios de arte y
espacios comunitarios liberan a las personas para vivir en un ambiente dedicado
a la creación y la conexión entre las personas. Siempre he querido tener un
espacio donde mostrar lo que hago y hacemos en conjunto; en un desierto,
alejado de todo para que las personas lo descubran viajando.
Un proyecto con VANS sería hacer
colaboraciones creativas, colecciones y acciones artísticas etc. y que éstas
pudieran además explorar más la sostenibilidad y la justicia social. ¡Hagamos
que todos los sueños sucedan!” concluyó con emoción Juan.
Fotografía: cortesía de Juan Loyo @juanloyo
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