Este proyecto
de Punto Arquitectónico en colaboración con Nuestro Hábitat fue seleccionado
ganador en la categoría Restaurantes del VI Premio de Interiorismo Mexicano
PRISMA
Ubicado
en la isla de Cozumel, el proyecto consistió en convertir una vieja casona en
un moderno restaurante de comida fusión con fuertes acentos de la comida
tradicional yucateca.
El edificio debía combinar
la arquitectura contemporánea con la arquitectura existente, utilizando los materiales tradicionales de una manera no convencional.
El edificio debía combinar
la arquitectura contemporánea con la arquitectura existente, utilizando los materiales tradicionales de una manera no convencional.
El
terreno se configura por tres predios:
uno con la casona que alberga al restaurante, una segunda casa que funciona de
manera independiente al restaurante y un traspatio para futuro crecimiento.
El
proyecto exterior consistió en restaurar
la fachada, dándole una nueva vida, agregando los colores de identidad de la
marca creada para el restaurante.
La
casona, configurada por seis crujías comunicadas entre sí, es aprovechada para
acomodar el nuevo programa, la crujía central sirve como eje de circulación
principal y conecta el acceso con el
patio posterior. El acceso a las crujías laterales es a través
de la crujía central; dentro de ella se ubica la recepción, cava y vestíbulo de
los baños. En la crujía del lado izquierdo se ubica un privado y un pequeño
salón para comensales. En la crujía restante se ubica una boutique de productos
yucatecos y el área de servicios.
En el
interior, se restauraron los acabados originales de la casa, el mobiliario
contenido dentro es estos, es una sutil
mezcla entre muebles contemporáneos y antigüedades de la época. Algunos muros
se escarapelaron para dejar ver la mampostería de piedra que los configura y
enfatizar el carácter de los mismos. La cava fue fabricada en herrería,
inspirada en rejas antiguas existentes en la casa y es acompañada por una
escultura inspirada en las hamacas yucatecas. El
ambiente cálido y casero se logra a través de la integración del colorido piso
pre-existente, la fuerza de los muros de piedra y el contraste de la madera y
acero negro aparente.
En el patio posterior,
dos aljibes y una celosía en ruinas configuraban las pre-existencias. Se
propuso la adición de una cubierta, con el fin de transformarlo en una gran
terraza para albergar comensales. La
cubierta se conforma a partir de una secuencia de escuadras estructurales de
acero negro que cargan y envuelven el plafón de madera. El piso de la terraza
es un mosaico hexagonal fabricado con técnicas artesanales, inspirado en los
bordados yucatecos.
Siguiendo
las formas de uno de los aljibes, la barra del bar nace de un trazo curvo, que
busca romper con la rigidez del espacio. A su vez, la cocina se extiende al
exterior como elemento contrastante, configurado a base de planos de cristal
transparente, permitiendo visualizar el interior desde la terraza. Estos
elementos quedan integrados por medio de una losa baja con acabado de madera.
Finalmente, el segundo aljibe, se corta de manera diagonal, para generar la
cabina del dj.
Fotografía de Tamara Uribe
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