¿Por qué interiorismo?



Por: Mariangel Coghlan  @CoghlanM
He tenido muchos y grandes sueños. Algunos se han quedado en el camino, otros me he esforzado hasta alcanzarlos y hacerlos realidad, algunos más están a la espera de ser cumplidos… sigo y seguiré soñando.
Me considero interiorista de vocación, de profesión y de acción; vivir reinventando espacios es un sueño cumplido. Hacer interiorismo para mí es una verdadera ilusión y una gran satisfacción. Soy muy afortunada por dedicarme laboralmente a hacer algo que me fascina.

¿Por qué interiorismo? ¿Por qué estoy tan orgullosa de esta disciplina? ¿Por qué me apasiona tanto? Desde mi infancia soñaba con transformar espacios, con embellecer la colonia, me visualizaba mejorando mi alrededor y viviendo en una ciudad más limpia, bien diseñada, mejor planeada. Esa ilusión de hacer más bello mi entorno se ha vuelto realidad al ejercer la profesión de interiorista que tanto me enorgullece.

Aunque sé bien que al hacer interiorismo mejoro los espacios que habitamos y no todo el contexto de una ciudad, soy consciente de la aportación que es para las personas que viven en espacios bien diseñados. He podido comprobar, a lo largo de los años, cómo mejora la calidad de vida cuando se tiene la oportunidad de estar en ambientes bien diseñados, con concepto, y que ayudan a disfrutar mucho más cada momento.

Me gusta ser interiorista porque es una profesión en la que creamos espacios que conforman encuentros de vidas que permiten profundizar en el conocimiento de las personas con las que interactuamos. Es una vocación que me da la oportunidad de ayudar, contribuir con la sociedad y hacer de este mundo un lugar mejor.


Para mí realizar interiorismo desarrollando y diseñando cada área de una casa es un reto constante, me exige dar lo mejor de mí y ampliar permanentemente mi creatividad. Comprobar que es posible reinventar espacios realizando un buen diseño y mejorando un hogar es una de las mayores recompensas que me otorga esta profesión.

Las actividades de los seres humanos implican tal multiplicidad de comportamientos, comunicaciones y acciones, que se presenta imposible establecer una jerarquía completa y final sobre lo que comprende la esencia de aquello que llamamos trabajo.

Sin embargo, es relativamente fácil encontrar constantes que, inevitablemente, determinan nuestro actuar diario. Entre muchas situaciones, una de ineludible influencia en nuestra vida es la del ámbito físico que nos rodea, dentro del cual es fundamental el espacio que llamamos hogar. Es de esta manera que podemos ponderar la importancia del interiorismo en nuestras vidas.

Desde los primeros vestigios en cuevas, el iglú de los esquimales, los palafitos sobre el agua, las rucas de los mapuches de Chile y Argentina, el tipi de los pueblos indígenas de Estados Unidos de América, la yurta de los nómadas en las estepas de Asia Central; y las moradas del Egipto faraónico, la antigua Grecia, el imperio romano o las culturas prehispánicas; hasta las actuales residencias minimalistas o prefabricadas; en apartamentos o casas; de ladrillo, madera o concreto; siempre, infaliblemente, los habitantes han tenido que invertir tiempo, mente e ilusiones, en arreglar el espacio que habitan. Y todo con un objetivo central que es, finalmente, la tarea del interiorista: configurar nuestro espacio inmediato para que la gente viva mejor.


Con esto en mente, en la firma Mariangel Coghlan nos consideramos parte del enramado mundial de conexiones económicas, culturales y sociales de las que somos coparticipes: todos somos afectados por las decisiones y acciones de seres humanos en latitudes muy distantes; cuentan que el viento producido por el aleteo de una libélula en el Caribe puede acabar como un tsunami en Asia. De ahí surge nuestro estilo fusión+México, que es el resultado de la reflexión sobre la interdependencia internacional de tendencias del interiorismo a la luz de las maravillosas formas, colores y recursos naturales que, muy particularmente, ofrece México.

Es de México que surge mi inspiración para diseñar. Me inspiran sus volcanes, sus fumarolas y sus cordilleras; sus costas, el Caribe y sus aguas límpidas; su flora y fauna, desde los abetos y encinos de sus bosques, hasta el agave del tequila y el mezcal y la infinita variedad de cactáceas, las ballenas del mar de Cortés y los colibríes de Morelos; me inspira su comida, el mole, los chiles en nogada y la flor de calabaza; sus colores, los rosas y rojos de los hermosos huipiles y los bordados tehuanos, el morado de sus bugambilias y la policromía de sus artesanías; sus artistas plásticos, los grandes muralistas y los pintores de Oaxaca; la música de la Huasteca, los mariachis y las obras sinfónicas; su arquitectura, comenzando con las imponentes pirámides Teotihuacanas, la inigualable Tenochtitlán, el barroco y churrigueresco de la Colonia, y las internacionalmente reconocidas propuestas de sus arquitectos contemporáneos; todas sus tradiciones y más de 60 lenguas autóctonas me inspiran porque muestran la configuración multicultural de este país, sustentado por mi más grande inspiración: la personas que conforman a México. Los espacios que soñamos, los espacios que creamos en nuestra firma de interiorismo, son fruto de esta exaltada inspiración, de esta desbordada pasión de vivir en México.

A lo largo de los años he podido visitar muchos países del continente americano y del viejo mundo. Ha sido muy ilustrativo aprender que la estética, el arte y el diseño, surgidos de la mezcla de nuestras raíces indígenas con lo adquirido de Europa, formaron el crisol donde diversas culturas (las indígenas son muchas, y en la española se reflejan otras tantas) crearon una nueva nación, una nueva cultura: México.


Busco inspiración en nuestro país para hacer propuestas novedosas, distintas y originales. Es por eso que hablo de “reinventar espacios”, pues trabajamos con la convicción de que esto es posible, de que se puede tener el sueño de cambiar y renovar nuestro hogar. Poniendo manos a la obra y contando con la asesoría adecuada, este sueño es alcanzable. Una de las más grandes emociones es comprobar que hemos sido capaces de sorprender a nuestros clientes y exceder sus expectativas.

Para lograr estas metas, he buscado rodearme de personas talentosas y creativas, formando un extraordinario equipo de trabajo; son los mejores, de no ser así no formarían parte de la firma. Sé que los retos que nos hemos planteado son altos y las expectativas enormes, por eso trabajamos día a día con ilusión y pasión, poniendo nuestro máximo esfuerzo por alcanzar nuestros objetivos. Cada integrante de nuestro equipo aporta desde su experiencia; aprendemos de todos, compartimos nuestra pasión por el diseño y hacemos posible, en conjunto, materializar los sueños.

En la firma Mariangel Coghlan, partiendo de nuestra plataforma de inspiración, de nuestras capacidades técnicas, de nuestra experiencia y, sobre todo, de nuestros valiosísimos recursos humanos, aportamos para cumplir el objetivo del interiorismo que es, finalmente, colaborar en la configuración de un mundo mejor.

Ves cosas y dices, "¿por qué?" Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, "¿por qué no?", George Bernard Shaw.


 
Equipo Mariangel Coghlan

Fotografías: cortesía Mariangel Coghlan

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