Sus formas curvas y la eliminación de “todo lo que sobra”
hicieron del diseño de Irvine un embajador del post post-modernismo, de la era
post-industrial.
Irvine irrumpió en la escena del diseño milanés en pleno post-modernismo. Apenas graduado del RCA de Londres llegó a trabajar en Olivetti bajo el comando de Michele de Lucchi, cayó en el epicentro del diseño de su época. Unos años más adelante era tal su incorporación a esta tan particular secta que se había ya convertido en socio del mítico Ettore Sottsass.