Un brillante rescate del pasado fusionado con elementos contemporáneos, honrando así la memoria viva de una ciudad que narra su historia a través de sus calles y edificaciones.
Se encuentra ubicada dentro del
recinto amurallado de la Ciudad de San Francisco de Campeche, declarado Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO en 1999. El nombre hace referencia al color
original de su fachada, el cual fue conservado a petición del cliente y la
tonalidad está regida por las directrices del INAH.
Las dos primeras crujías de la
residencia se encontraban en un estado de conservación óptimo, manteniendo los
techos y pisos de pasta originales, que datan del siglo XVIII. Los muros fueron
restaurados por completo con una mezcla base oxical de acabado natural, esto para
preservar, facilitar la transpiración de humedad y crear un contraste que
realza la rica paleta cromática de los pisos originales.
La tercera crujía fue modificada
para servir como nexo entre la estructura original, considerada un monumento
histórico, y el nuevo anexo contemporáneo.
La transición sucede a través de un exuberante pórtico ajardinado que
desemboca en un extenso cuerpo acuático segmentado, actuando como un Zaguán
entre muros de mampostería expuesta y sirviendo como un oasis natural que
enlaza la recámara principal con la piscina del área social y se extiende a lo
largo del jardín.
El anexo, concebido como área
social, recupera la imponente escala característica de las antiguas casonas
coloniales, restableciendo techos con más de 4 metros de altura y creando una
serie de pórticos evocadores de los patios centrales tradicionales generados
por portales. La elección monocromática en todos los acabados de este, se logra
empleando concreto blanco, pastas cementadas y chukum. La exposición selectiva
de la mampostería demarca claramente la transición entre el monumento histórico
y el anexo contemporáneo, permitiendo una clara distinción entre ambos momentos
arquitectónicos.
El acceso a las recámaras
secundarias requiere atravesar las diversas escalas espaciales y momentos
históricos presentes en la casa, ofreciendo una transición visualmente
perceptible desde la entrada hasta el último rincón. Unas escaleras monolíticas
en espiral, inspiradas en la obra del Arquitecto Juan O'Gorman, conducen a las
recámaras.
Este proyecto arquitectónico
representa un brillante rescate del pasado fusionado con elementos
contemporáneos, honrando así la memoria viva de una ciudad que narra su
historia a través de sus calles y edificaciones.
Fotografía: Manolo R. Solís
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