Diseñada después de meses de experimentación, esta columna se convirtió en el punto focal de la casa de un coleccionista en Toronto, Canadá.
Como
un mástil o faro imbatible, Cabochon de Matthew MacCormick es un proyecto de
iluminación singular. Creado en colaboración con Diego Burdi, el copropietario
y diseñador del estudio BurdiFilek, la pieza cobra protagonismo absoluto dentro
de la residencia.
Diseñada
para suspenderse a 30 pies del techo sin sujetadores visibles, la columna
cuenta con 750 cabujones de vidrio. Cada una de estas pequeñas piezas de vidrio
artesanal vertido a mano emanan la refracción perfecta de la luz. Así proyectan
un reflejo etéreo contra la escalera de piedra caliza en espiral que une los
tres pisos de la casa. De este modo, la extraordinaria lámpara de suspensión
Cabochon crea un punto de vista asombroso desde cada piso. Incluso con el
difusor apagado, la luminaria ofrece un mosaico de reflejos de luz natural en
evolución con cada hora que pasa.
“El
proceso y la ingeniería de la columna fueron una combinación de la artesanía
del vidrio antigua y la moderna. La creación de cada pieza de vidrio fue un
viaje en el tiempo. Usamos la mecánica tradicional de una prensa de 1890. Por
otro lado, suspender la estructura de 680 kilos del techo requirió un nivel
especializado de ingeniería y previsión”, explicó Matthew McCormick.
De
ser una columna estructural, Cabochon Matthew McCormick se
convierte en una pieza de iluminación hipnótica. La escala y la atención al
detalle la hacen memorable. Si bien la lámpara incluye 750 piezas de vidrio, el
trabajo de investigación previo requirió la producción de 3000 unidades. El
propósito era evaluar cuidadosamente la óptica, la claridad y el color de cada
una, tal y como se haría con un diamante. El resultado final fue más de 680
kilos de vidrio para montar en su marco de metal interior.
wowwwwww
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