Fue construida originalmente en los años 60. Los propietarios actuales solicitaron al equipo dirigido por los arquitectos Enrique Salas y Mario Dávila el proyecto para aprovechar al máximo su inversión. Se decidió mantener su estructura y aumentar su densidad con la renovación haciendo las modificaciones para generar nuevos espacios más abiertos.
La ubicación de la casa, en esquina y emplazada en medio del terreno, generaba dos patios desarticulados que fueron el punto de partida de la modificación, transformando el primero en el eje en torno al cual giran todos los espacios.
El segundo, se redujo con la intención de alojar
los servicios y una nueva escalera que comunica verticalmente todos los niveles
de la casa que remata en el tercer piso con el área social que se abre a una
terraza que aprovecha las vistas hacia el Cerro de las Mitras, el Cerro de la
Silla, y la Sierra Madre.
Al interior, se reforzó la secuencia vestíbulo-área social-servicios. La escalera funciona como columna vertebral tanto en fachada como al interior llevando al segundo nivel de zonas privadas y al tercero de semi-públicas. En la segunda planta, se agregó una recamara, y una estancia familiar con estudio que se abren hacia el sur, aprovechando las vistas hacia la Sierra y desde ahí se puede vigilar el acceso principal.
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