Por Jerónimo de la Mora Campos
Al observar la construcción de estilo californiano que se desplantaba poco más de 1,200 metros cuadrados en un terreno de 2,625, se tomó la decisión de demoler el ala sur para permitir la entrada de luz a la casa.
Se adaptaron los espacios a los requerimientos del cliente y se efectuaron cortes y juegos que se van replicando desde un sólido muro de piedra en la fachada principal hasta desenvolverse en mármol y cristal en la fachada posterior.
Hacia la avenida primaria se dispuso una pared de roca que otorga privacidad, cuyo material tiene propiedades térmicas. Este volumen alberga las zonas privadas. Hacia el jardín de atrás, una terraza unifica las diversas alturas de la casa con la copa de los árboles y los materiales presentan su variante en cristal, reflejando la vegetación del entorno y configurando un espacio abierto hacia el paisaje.
Mármol, piedra, acero y cristal son los protagonistas en los interiores de la casa. Las líneas puras generan horizontes generosos que se extienden desde la estancia comedor del interior hacia la naturaleza del exterior. Un elemento escultórico suspendido se configura como un remate visual e integra la planta superior con el área de recepción.
En la terraza exterior se puede disfrutar del diseño de la casa y recorrer los trazos del jardín, donde un puente construido en madera cruza el estanque de agua que rodea al árbol más importante de la propiedad. En el segundo nivel se encuentra la recámara principal con sala de televisión, walk-in closet y terraza para disfrutar del ambiente y del jardín.
Los arquitectos Enrique Sobrado, Carlos Ugalde y su equipo lograron con este proyecto reflejar la personalidad de quienes lo habitan, aprovechando la luz y el entorno para convertirse en el aliado que, junto a la nobleza de los materiales elegidos, generan un espacio muy agradable para habitar que convive con la naturaleza.
Fotos: Brenda Martínez, Germán Cuellar
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