Materia Viva, tendencia del Pronóstico CMF Obra Blanca 2027

Materia Viva propone una reconexión esencial con los ritmos naturales a través del diseño. Celebra lo crudo, lo regenerativo y lo duradero, valorando materiales que envejecen, renacen y dialogan con la cultura y el entorno.
Por: Eugenia González @eugenia_circulocuadrado y Lorenzo Díaz @lorenzodiazcampos

Esta tendencia, parte del Pronóstico CMF Obra Blanca 2027, no busca borrar el tiempo, sino abrazarlo como parte de un ciclo vital. En respuesta a la homogeneización urbana, surge como un movimiento contracultural que recupera saberes locales y prácticas sostenibles. En su núcleo está la regeneración ambiental, cultural y emocional, elevando lo olvidado mediante la circularidad y el cuidado profundo.
 
Impulsa una visión regenerativa del diseño, donde los materiales son sistemas vivos capaces de transformarse. Invita a ver el desperdicio como recurso, y a usar la tecnología para reinventar, no replicar. Propone construir con responsabilidad hacia el entorno y la comunidad. Esta filosofía cuestiona el consumo lineal y celebra la belleza en lo que resiste y renace. Revalorando lo existente, redefine el lujo como resiliencia y la estética como sanación. Más que una tendencia, Materia Viva es un proceso continuo: construir, envejecer y volver a empezar.
 
Los materiales que podemos encontrar en esta tendencia son aquellos que regeneran activamente los espacios: barro, tierra, piedra y cal se integran desde lo local y ecológico, aportando respirabilidad y purificación. La madera reutilizada, las fibras vegetales y los residuos cerámicos se revaloran como fuentes de diseño vivo, revelando belleza en lo imperfecto y lo ancestral. El desperdicio se transforma en narrativa, en textura cargada de historia. Cerámicos y porcelánicos conectan tradición y contemporaneidad, mientras la tecnología resignifica lo sintético como aliado de la resiliencia. Cada material, tratado con intención, porta memoria, calidez y capacidad de transformación.


Materia Viva convierte la textura en lenguaje de regeneración. Superficies rugosas, gastadas o estratificadas narran el paso del tiempo y revelan la belleza de lo imperfecto. Envejecer con dignidad se vuelve central: materiales curtidos por el uso se transforman en manifiestos visuales de adaptación y cuidado. El contraste entre elementos —suaves y ásperos, naturales y reciclados— genera armonías táctiles que reconfiguran el espacio. Esta metodología celebra la fusión de opuestos, resignificando el residuo como poesía material. Cada acabado expresa un estado de transformación: lo que se agrieta, se oxida o se desvanece se convierte en parte del diseño, evocando una estética del devenir.
 
Esta tendencia utiliza el color como puente emocional y narrativo. No se aplica, sino que emerge desde la materia, evocando historia, herencia y transformación. Tonos como Rojo Chilango, Humo de Barro, Identidad y Tejido Canela conectan lo urbano, lo ancestral y lo artesanal. Asoleado y Aire reflejan el desgaste natural y la potencia silenciosa del vacío. Cada color sostiene una memoria material, activando sentidos y significados profundos. Más que decorar, los colores regeneran, equilibran y dan voz a lo diseñado.

Si quieres conocer más sobre esta tendencia y el Pronóstico CMF Obra Blanca 2027 consulta o descarga el reporte en ESTA LIGA.





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