Un espacio que invita a experimentar, a contemplar y a disfrutar cada rincón, siempre en equilibrio entre elegancia y confort.
Este espacio se define por su carácter atemporal. Al habitarlo, se experimenta una sensación de paz y serenidad. Aunque los elementos arquitectónicos aportan vida, movimiento y ritmo, el ambiente se mantiene tranquilo y armonioso, creando un refugio ideal para reflexionar, descansar, compartir y, sobre todo, disfrutar de la vida.
El acceso al departamento es dramático, oscuro y lleno de reflejos que juegan con la luz. Este umbral genera una transición hacia el resto de las áreas mediante el contraste de la penumbra. Un espejo remata el recorrido con un efecto visual infinito, conectando el entorno y revelando la pérgola como eje compositivo. Esta estructura no sólo crea una circulación envolvente, sino que también aporta ritmo, dinamismo y perspectiva a la disposición del espacio.
El área social, compuesta por el bar, comedor y sala, se conecta visualmente con un librero que enmarca el conjunto. En el lado opuesto, la terraza ofrece vistas panorámicas de la ciudad, estableciendo un diálogo constante entre el interior y el exterior, y generando un flujo armónico entre ambos.
La cocina juega un papel fundamental dentro del área social. A través de puertas lambrín, puede integrarse o separarse del resto, adaptándose al ritmo del día y a la atmósfera deseada. Este elemento arquitectónico aporta flexibilidad y dinamismo, permitiendo múltiples lecturas del espacio según el contexto y creando una experiencia sensorial única.
El family destaca por su permeabilidad y su carácter cinemático. Una celosía segmenta el espacio, generando una atmósfera de transición que lo convierte en un lugar intrigante, entre lo compartido y lo privado. Este elemento de diseño regula la circulación y se convierte en un remate visual que añade profundidad.
La recámara principal está enmarcada por dos volúmenes de madera y travertino que funcionan como cabecera. Esta disposición permite que las vistas hacia la ciudad se conviertan en el punto focal, dotando al espacio de amplitud y serenidad. La conexión visual con el exterior amplifica la sensación de calma y descanso.
El mobiliario y la decoración se seleccionaron en tonos neutros como beige, gris y azul marino, generando un ambiente elegante y sofisticado. Los accesorios, cuidadosamente elegidos, aportan un toque lúdico y colorido, complementando el diseño con detalles que ofrecen una sorpresa visual. La combinación de estos elementos crea un entorno equilibrado, donde la estética y la funcionalidad se fusionan con armonía y frescura.
Fotografía: LGM Estudio
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