Un proyecto que se transforma con la luz y obtiene un carácter dual, teniendo durante el día una presencia más opaca y de esencia permeable y cuando llega la oscuridad de la noche, permite la fuga perforada de la luz interior.
El encargo original del cliente fue para el diseño de un
showroom de ventas para un desarrollo de escala urbana importante que contendrá
un centro comercial, así como torres residenciales y de oficinas a construirse
en varias etapas. Este desarrollo tiene la particularidad de estar ubicado en
las faldas de colinas con vistas directas al emblemático Parque Tangamanga
localizado en San Luís Potosí.
El análisis y proceso de diseño nos hizo entender la enorme
oportunidad de cuestionar el programa típico de un showroom para poder generar
un edificio de carácter permanente que se adaptase inteligentemente a la
pendiente del terreno, que se convirtiese en destino y que adoptase una escala
apropiada para el contexto actual y posterior del desarrollo.
De este modo se generó un proyecto cuyo programa busca el
vínculo total con la experiencia del sitio y su relación con el parque
Tangamanga. Su acceso no se encuentra al pie del edificio sino en su parte más
alta donde su forma se desvanece en la colina. De ahí se asciende
paulatinamente sobre un parque escalonado que construye anticipación al arribo
de un mirador que enmarca la vista del parque de la ciudad al norte.
Los visitantes descienden posteriormente por una rampa
articulada entre muros escultóricos de concreto para el encuentro de un espacio
lúdico que contiene recepción, una cocina abierta de servicio a los visitantes
y finalmente el encuentro de una gran escalinata y anfiteatro en un espacio a
doble altura cuya vista es nuevamente enmarcada hacia el parque. De este modo,
el recorrido de los espacios se hace fluido, encontrando diversos programas de
áreas de estar, exhibición, y el anfiteatro mismo que sirve para eventos y
conferencias colectivas. El vínculo con el contexto natural y las vistas es
permanente y claro.
La materialidad del proyecto dialoga entre la masa sólida y
los velos transparentes. Los muros de concreto se integran a la pendiente,
contienen el terreno y resguardan los programas más privados. Los espacios
públicos interiores están definidos por una doble piel de cristal y paneles de
alu-zinc perforado que proveen diversos niveles de transparencia al tiempo que
protegen del impacto excesivo de la luz natural del poniente y participan del
control de la temperatura interior. La azotea juega un papel de “quinta
fachada” cuya materialidad es el paisaje mismo.
En apenas pocos meses de apertura, el proyecto ha logrado
consolidarse como un ícono urbano en la zona. La propuesta ante todo da fe de
la importancia de repensar los programas, en este caso yendo más allá de un
espacio de venta típica para posicionarse como un lugar de comunidad, cuya vida
y rentabilidad se extenderán a nuevos usos en el tiempo.
Fotografía: Jaime Navarro Soto
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