Las visitas a los diferentes showrooms e iniciativas en las distintas zonas de Milán durante la semana del diseño son una parte muy importante que complementa la visita a esta cita con las novedades del diseño y sus protagonistas.
Por: Eugenia González @eugeniagg
Como esta edición tuvo el cambio de fecha y se llevó a cabo
a principios de septiembre el clima fue realmente estupendo, incluso en
momentos hasta caluroso, a diferencia de abril que puede dar sorpresas
con algunas lluvias y frío. El recorrido por las calles de las diferentes zonas
fue un paseo muy agradable, que además hace que de todas las semanas de diseño
que se llevan a cabo en diferentes ciudades den el mundo, la de Milán sea tan
especial.
Muchas firmas aprovecharon el momento e hicieron cambios muy
importantes en sus salas de exhibición, otros hicieron alianzas con marcas
complementarias logrando interesantes sinergias, sobre todo entre en el
mundillo de la cocina y la iluminación. También hubo cambios de ubicación y de marcas,
así como una que otra fila por las medidas de seguridad que cada empresa aplicó
a discreción, la única constante era en espacios cerrados cubrebocas, en espacios
abiertos no era necesario utilizarlo y vaya que se agradeció.
A diferencia de otros años, había mucho menos custodios de
los preciados diseños, mucha más amabilidad y sobre todo invitaciones para
sentarse y disfrutar todo lo que a uno le llamara la atención. Los letreros
prohibiendo la toma de fotografías desaparecieron y la invitación a compartir
las imágenes en redes sociales con uno y otro # abundaban. Aunque había mucha
gente, no eran los tumultos de otros años en los que costaba trabajo hasta
caminar.
Comprobamos una vez más que el mundo del diseño es sensorial
y que los eventos presenciales difícilmente serán reemplazados por la
virtualidad, que si bien nos ayudó mucho, ha tomado el lugar que le corresponde.
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