Teodoro Ganzález de León Fotografía - Lorenzo Díaz |
Acotaba también que la política no crea una expresión arquitectónica (porque la voluntad edificadora de un político no crea un estilo arquitectónico) pero sí puede prohibirla y suprimirla. Era claro y contundente: “la ciudad requiere una política constante; cuando el político no hace porque cuida su futuro, la ciudad muere. La ciudad exige una política de riesgo constante”.
González de León escribió así de la ciudad que fue motivo y preocupación de muchas de sus obras, tanto como el arte. A veces una misma pincelada conectada por ese equilibrio maestro de hacer habitable y sorprendente la armonía compositiva de sus volúmenes y, al mismo tiempo lograr que estos fueran más que objetos contemplativos y funcionales, apuestas personales por reinventarse, asumió el riesgo constante de arañar la superficie de su propio pedestal, un lujo que sólo él podría darse al pasar indiferente por encima de la crítica porque a la crítica –como a muchas otras voces- supo cómo llevársela al bolsillo para alimentarla y complacerla de forma elegante, sutiles caricias que tranquilizaron a los más fieros cerberos.
En años recientes, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, tanto como la Torre Virreyes o la destrucción del Conjunto Manacar, hizo reunir las voces de sus detractores más anquilosados del sector académico e hizo visible los flirteos que nunca negó con el sector inmobiliario, con el poder de las empresas desarrolladoras, para quien encontró la fórmula de hacer de sus obras negocios infalibles a costa de exponer en límites sus propias ideas de hacer ciudad, variaciones arriesgadas que lo llevaron al juicio público, del más superficial al mejor argumentado. La contradicción pero también la cercanía con grupos que al paso del tiempo se han encumbrado como autoridades morales de lo que debe hacerse, lo hizo transitar como su abanderado, gestionando ante políticos, empresarios o rectores universitarios la defensa de causas que él mismo argumentaba y podía –en su propia obra- transgredir. Ningún creador es pura luz, ni sombra absoluta. Y nadie puede ser aquilatado por sus contradicciones.
TGL, Croquis de Teodoro González de León
|
Ciudad Futura - Alberto Kalach. |
Ciudad Futura - Alberto Kalach. |
A veces una sola frase desencadena más reflexiones que un ensayo completo–escribió el arquitecto en Retrato de arquitecto con ciudad-. Para mí, la frase es ese proyecto no realizado por la falta de correspondencia entre los tiempos políticos y los de nuestra disciplina; el ensayo está en sus obras, en las ciudades que intervino y en los gestos que patentó. Silencioso momento de despedida para comprender todas las lecciones de un arquitecto que nos mantendrá atraídos, seducidos y pensado, por un largo tiempo. Los calificativos buenos y malos, ahora como siempre salen sobrando. Son la entrada al psicoanálisis, me dijo alguna vez.
Octavio Paz escribió que con sus edificios ejerció sobre nosotros una doble influencia física y moral. No se equivocó. Descanse en paz Teodoro González de León.
No hay comentarios:
Publicar un comentario