Contradicción y fragilidad (Parte II)



Por: Marcos Betanzos*
“Preferí la realidad, la vida y me convertí en un testigo del acontecer social del país. La calle me pareció, por mucho, un escenario más amplio donde sucedían más cosas, con personajes de la realidad más ricos en vida, en concepto y forma”, Héctor García.
Fotógrafo de la Ciudad, como lo definió Carlos Monsiváis. El trabajo de este gran autor es violento, noble, apasionado, crudo, en sincronía con el espacio común, cercano a las personas que se repiten momento tras momento recorriendo la ciudad, los personajes que le dan vida y sentido a nuestra colección de objetos arquitectónicos, a nuestras contradicciones. A la frágil identidad como capitalinos, o las falsas ilusiones que nos construimos al afirmarnos en esta urbe.



Sus imágenes tienen además de una gran carga nostálgica, un inevitable registro de la mayoría de los conflictos que hasta la fecha padecemos en esta gran ciudad capital: confrontaciones de todo tipo exhibidas en el hoy tan vitoreado espacio público; el crecimiento desbordado y sin sentido expuesto en el horizonte aparentemente incorruptible; la simulación como promesa de cambio en la inusual manera de encontrar el momento y sus personajes... también, sus fotografías nos hablan de la gran belleza y seducción que nos provoca este caos del cual siempre nos quejamos mas nunca podemos prescindir: esquizofrenia urbana y el inevitable paso del tiempo, dosis perfecta para recordar en calma e imaginar con frenesí.

¿Es posible afirmar que la ciudad que capturó en sus imágenes aún existe o se trata exclusivamente del discurso vacío que los objetos añejos acusan?, ¿Más que postales dignas de contemplación no son acaso documentos visuales que promueven estudios de riguroso análisis?

Confinado a una silla de ruedas por una caída que le prohibió volver a caminar por cuenta propia, este personaje nos devuelve con su trabajo el esplendor de muchos escenarios inexistentes en la actualidad narrando las aventuras que protagonizó al descubrir en cada esquina un hecho trascendental, ojos colmados de inocencia y expectativa. La paciencia que delata el ritmo de ciudad que nos domina. La certeza de saber que no hay forma de ocultar realidades vinculadas a la miseria, la exclusión y los problemas sociales. 


Ciclista. Héctor García. Ciudad Nezahualcoyotl, 1945

Héctor García solía decir “conozco muy bien la Ciudad de México, la he conquistado palmo a palmo…”. En busca de esa ciudad que aparentemente es de todos y que ya no existe, la exposición Visualidades Inesperadas, se exhibe en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, los apartados que sigue la museografía son seis: lo rural y lo local, un viaje de investigación de comunidades indígenas en el pueblo Jesús María en la Sierra Mayor de Nayarit; urbe e industrialización que retrata la marginalidad y desigualdad, pero también la profunda vitalidad de las zonas donde transcurrió su infancia;  Fragilidad de lo político, un recorrido por las imágenes periodísticas del autor, en donde deambula entre el reconocimiento y la censura de su trabajo; Retrato: vida diaria, personalidades, el mundo de la fama y su paso por la esencia del país en términos de arte, cultura y sociedad; Experiencia extranjera, las comisiones que lo llevaron a Francia, Chile, Colombia, Argentina, Marruecos, Egipto, Italia, Portugal y finalmente, Uso expresivo de las innovaciones fotográficas: la influencia y vínculo con Alberto Gironella.

A la exposición hay que ir. Al menos en imagen, es ineludible llegar a esa cita con este país y sus ciudades, con los lugares que recorremos todos los días y los personajes que construyen invisiblemente un rostro histórico que no pocos hemos ignorado día a día. La cotidianidad de observar todo el entorno y admirar la capacidad que tiene el espacio de transformarse al sentirse vivo y en constante interacción. La ciudad entendida no como un cúmulo de objetos inertes de autores reconocidos o anónimos; la ciudad de nueva cuenta vista como un paisaje, que a la menor provocación de nuestra mirada puede hacernos dudar si en realidad existe o solo lo hemos imaginado. 


Gloria Mestre. 1956. Héctor García

El maestro Héctor García afirmaba incesantemente: “yo que nací sin nada…” y, parece que se llevó con él, toda la ciudad.


Héctor García, en La Candelaria de los Patos. Héctor García Sánchez


Fuego. Movimiento vallejista. Héctor Garcia, 1958

*Marcos Betanzos, es arquitecto, fotógrafo y escritor independiente. Becario del Sistema Nacional de Jóvenes Creadores FONCA 2012-2013, en la disciplina de Diseño Arquitectónico.

Fotografía: Héctor García

@MBetanzos

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