Un proyecto de conexión, memoria y renovación.
Este proyecto de remodelación y ampliación, ubicado en Puebla, se concibe como una transformación profunda y sensible, donde la arquitectura se convierte en espejo de la vida de sus habitantes. Más que una intervención física, es una renovación emocional que prolonga la historia del inmueble y lo adapta a nuevas formas de habitar.
Cada espacio ha sido cuidadosamente reconfigurado para responder a necesidades contemporáneas, mejorando la funcionalidad sin perder de vista la estética. El diseño propone una convivencia armónica entre lo práctico y lo poético, integrando el paisaje poblano como parte esencial de la experiencia cotidiana. El jardín y el entorno natural se funden con el interior, generando atmósferas que invitan al descanso, la contemplación y el vínculo con lo vivo.
El lenguaje arquitectónico del proyecto se define por una dualidad atractiva: por un lado, la sobriedad de sus líneas puras y acabados neutros aporta serenidad y claridad visual; por otro, el interiorismo celebra la riqueza del hogar mexicano con texturas vibrantes, objetos con historia y detalles que reflejan la identidad única de quienes lo habitan. Esta fusión entre lo minimalista y lo expresivo da lugar a un espacio cálido, elegante y profundamente humano.
El resultado es una casa que responde a exigencias funcionales, al mismo tiempo que se convierte en un refugio emocional. Este proyecto demuestra cómo la arquitectura puede acompañar la evolución personal, reinterpretando el espacio doméstico como un lugar de conexión, memoria y renovación.
Fotografía: Fred Dionne y Alejandro Mirsha
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