La Visual de... 21 Jóvenes Arquitectos: ¿El desdén?

El día anunciado para el cierre de la exposición 21 Jóvenes Arquitectos, el museo-pasillo de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes luce colmado de forma extraordinaria, me sorprende ver el interés que despierta sobre todo las maquetas, algunos dibujos y muy someramente los vídeos proyectados


Por Marcos Betanzos @MBetanzos
La presencia de niños casi hipnotizados me parece el hecho más alentador, quizá uno de los mayores logros que se puede reconocer. La segunda edición de esta exposición toma lugar en uno de los escenarios más complejos para presentar un despliegue de arquitectura, pero quizá el más meritorio, ahí se exhibe una visión particular sobre la práctica de 21 autores o equipos de arquitectos menores a 45 años seleccionados por los arquitectos Lucia Zesati, Gustavo López Padilla y Honorato Carrasco; el universo de la práctica contemporánea de nuestro oficio sintetizado en 105 láminas, 21 maquetas y 21 vídeos.





Al esfuerzo que implica la realización de esta muestra le acompaña el objetivo de acercar al público (no siempre vinculado a la arquitectura) al trabajo que los jóvenes arquitectos proponen para conocer desde distintos ángulos, la arquitectura contemporánea, que incorpora experiencias del sector público y privado, proyectos de diseño urbano, arquitectónico y de paisaje.





Sin embargo, el modelo museográfico para lograr el objetivo sigue una ruta ya trazada, explorada y poco eficiente para lograr tal fin, ya que bajo la lógica de exponer con planos y con representaciones gráficas exclusivamente arquitectónicas, lo que se observa es un sobre esfuerzo hacia el entendimiento -o traducción- de cada espacio y una ligera decepción del visitante por la imposibilidad de comprender lo que ahí se presenta. Casos excepcionales narran su metodología de trabajo y el impacto positivo deseado o logrado del proyecto. Las maquetas, por el contrario, son en su mayoría contundentes sin embargo nada accesibles para un niño que es justo la pieza que más desea ver, y los vídeos que permiten un soporte narrativo mucho más vivencial se vuelven casi imperceptibles, detenerse ante el flujo de personas para verlos, resulta una misión imposible.




Adicionalmente la realidad nos devuelve a la tierra: pocas de las obras que se exhiben pertenecen al universo del visitante, algunos como los que presentan Rozana Montiel, Covachita, TACO o Juan Carral son excepción, pero en su mayoría son arquitecturas lejanas, una exhibición de escenarios para contemplar y nada más. Un retrato de nuestra arquitectura contemporánea que por fortuna comienza a presentar destellos valiosos en cuanto escalas, usuarios, programas y paradigmas.

El espíritu inclusivo (siempre presente) de la muestra y el rastreo nacional para lograr sacar a flote nuevos nombres, otras prácticas y una diversidad de temas abordados no es menor pero languidece cuando uno encuentra un desdén generalizado en la presentación de las láminas de proyecto, en su contenido gráfico, en dibujos o esquemas improvisados y (aunque no pueda creerse) en la utilización de estas mamparas como plataforma publicitaria. Si algo faltaba: se hacen presenten faltas de ortografía que ni el autor ni los curadores parecen haber advertido. Hay un desdén que camina en sentido opuesto de la importancia que tienen este tipo de exposiciones que, desde mi punto de vista no es menor, que no es cualquier cosa y que no es un lujo.




El desdén va caminando lentamente y se lleva entre patas el esfuerzo de todo el equipo que hace posible esta exposición. Si en la primera edición de esta muestra se narró el relevo generacional y se reprochó múltiples veces la aparición de uno y omisión de otro despacho, aquí no cabe este reproche. Quienes seleccionaron hicieron un mapeo mucho más amplio, arrojando luz a tipologías y escenarios poco contemplados, eso sí: cabe el cuestionamiento sobre la pertinencia de delegar a cada despacho y su espíritu juvenil la forma de presentar su propio trabajo llevando al popurrí museográfico la muestra.

La misión de una tercera exposición comienza al cierre de la segunda. Viene una posible itinerancia y también la revisión minuciosa de lo que puede ser una mejor edición para un público ávido de arquitectura, pero no de arquitectos. Madurando la muestra, este esfuerzo comienza a tener nuevos desafíos que descifrar.




Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y profesor de cátedra en el Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe y CENTRO. Becario FONCA 2012-213, socio y fundador de FUNDAMENTAL, taller de arquitectura, paisaje y urbanismo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Temas

Archivo