Hace 130 años, Karl Benz (1844-1929) solicitó una patente al gobierno alemán con la finalidad de producir un vehículo de tres ruedas diseñado para impulsarse con un motor de combustión interna. La patente no. 37435 permitió que su diseño se presentara públicamente en junio de 1886 y que saliera al mercado a un costo de 1,000 dólares por unidad, se produjeron 25 y éstas se comercializaron lentamente
Esa
patente la habría presentado Bertha Benz (1849-1944), esposa de Karl, sin
embargo lidió con las leyes de su tiempo, las cuales no le permitieron realizar
el trámite por ser una mujer casada. Finalmente, ella que había sido incansable
promotora del proyecto automotriz se hizo de su lugar en la historia realizando
como conductora el primer viaje de más de 100 km a bordo del Benz Patent-Motorwagen.
En nuestro país, el automóvil hizo su aparición en la Ciudad de México en el inicio del siglo XX en pleno porfiriato. Un parque vehicular de 1903 enlistaba 136 unidades y otro fechado en 1906 contabilizaba 800. Ese incremento motivó el nacimiento del primer reglamento de tránsito del país que proponía mejorar las leyes de convivencia entre automotores y carruajes tirados por caballos. Las velocidades máximas contempladas eran de 10 km/h en calles estrechas o muy transitadas, y hasta 40 km/h en vialidades más amplias.