En algún lugar, el Lugar de Chillida

LEKU es la palabra en euskera que en castellano se traduce como LUGAR.
Por: Luis Manuel Ochoa @luismanuel_ochoa

Existe un lugar en el que los siglos y el poder erosivo de la fuerza del Mar Cantábrico, han esculpido una magnífica bahía: La Bahía de La Concha. Esta bahía se asemeja a una escultura monumental, una curva suave tallada en la costa que a su vez da forma a la ciudad de Donostia, el nombre en lengua vasca para la ciudad de San Sebastián.

Al final de esta bahía, donde termina el Paseo de la Concha junto a la playa de Ondarreta, hay un lugar para El Peine del Viento. Una plaza excepcional, diseñada magistralmente por Luis Peña Ganchegui, es el marco perfecto para la escultura que Eduardo Chillida construyó en 1977; tres imponentes piezas de acero incrustadas en las rocas, parecen surgir de la tierra y fundirse con el entorno natural; las falanges de acero retorcido y el viento que fluye entre ellas, crean un efecto hipnótico configurando uno de los lugares más emblemáticos de San Sebastián. “El autor es el Lugar, yo sólo lo descubrí” decía el escultor sobre está obra.

“En Algún Lugar” es una emblemática canción del músico donostiarra Mikel Erentxun, el tema forma parte del álbum “Naufragios” y en una de sus estrofas describe el anhelo por un sitio en el que al nacer no haya que morir, un lugar en el que en las sombras mueren genios sin saber de la magia que les fue concedida mucho tiempo antes de nacer ♫ ♪.

El Peine del Viento, es sin lugar a dudas una de las paradas obligadas para cualquier visitante de San Sebastián, sin embargo, a pocos minutos de la ciudad, en las campas de Zabalaga del municipio de Hernani; se encuentra uno de los secretos mejor guardados del País Vasco: el Chillida Leku, el Lugar de Chillida.




El Chillida Leku se extiende a lo largo de aproximadamente trece hectáreas, es en sí mismo una gran obra de arte, un auténtico tesoro artístico y natural; otro descubrimiento de Chillida en el que el autor es el Lugar. Las esculturas conviven con las hayas, los robles y los magnolios; se integran en el paisaje como si siempre hubieran formado parte de él. El visitante puede recorrer el espacio dejándose guiar por su intuición, “Buscando la luz” la pieza de 22 toneladas compuesta por tres láminas de acero, destaca omnipresente en el espacio, atrae al visitante y lo abraza obligándolo a mirar al cielo; “Lotura XXXII” otra colosal escultura de acero que asemeja a cuatro brazos anudados, se funde en armonía con las ramas de los árboles que habitan la campa. “Lo profundo es el aire”, “Consejo del Espacio”, “Libertad”, “Música”, son algunos de los títulos de las obras que habitan el Lugar de Chillida; nombres que describen sensaciones, lo sólido que se desvanece en el aire en Chillida Leku.

Lugar y Escultura son un binomio indisociable, la elección de este sitio no sólo honra la tradición artística local, sino que también resalta la profunda relación del escultor con su tierra natal, las raíces profundas con Hernani y la tradición vasca de la forja del metal. El origen del Chillida Leku tiene que ver con el origen mismo de la arquitectura tradicional vasca y su conservación; el rescate y rehabilitación del antiguo “Baserri” de Zabalaga.

El baserri, cuyo nombre deriva del vascuence "baseri", es una representación viva y palpable de la tradicional arquitectura vasca, es más que una simple construcción; es el corazón de la vida rural y agraria, el espacio de producción que refleja la profunda conexión de las personas con la tierra, donde generaciones de familias han compartido risas, comidas caseras y experiencias. Este icónico edificio rural del siglo XVI se alza en medio de la campa del Chillida Leku, con sus gruesas paredes de piedra ha sido restaurado minuciosamente para conservar su estructura y tejado. El interior del caserío ha sido transformado en un espacio expositivo que alberga parte de la colección de esculturas de Eduardo Chillida. La restauración ha permitido crear espacios diáfanos y luminosos dentro del caserío, resaltando las características arquitectónicas originales, como las vigas y columnas de madera que dominan el espacio como una escultura más. Estos espacios se han adaptado para exhibir las obras de manera armónica y permitir a los visitantes experimentar una fusión única entre la arquitectura tradicional y el legado de uno de los escultores más influyentes del siglo XX.



En el Chillida Leku, la presencia de Eduardo Chillida y su esposa, Pilar Belzunce, trasciende más allá de las esculturas y el paisaje, en este rincón secreto, yace la tumba de Eduardo Chillida y Pilar. La decisión de descansar juntos en este lugar refleja la profunda conexión que compartieron a lo largo de sus vidas y la importancia de su colaboración constante en la consolidación y el reconocimiento del legado del artista. En cada escultura y rincón del Chillida Leku, se puede sentir su espíritu creativo y su relación como pareja, una presencia que enriquece aún más la experiencia de este lugar único.

Este año se cumple un siglo del nacimiento del escultor vasco y la agenda de actividades en su honor será abundante. Hacer una pausa y detener el tiempo en el Lugar de Chillida debe ser un ejercicio obligado. “En Algún Lugar” la escultura danza con la naturaleza, el arte y la tierra se conectan en una melodía eterna, un lugar en el que mueren genios sin saber de la magia que les fue concedida; el lugar anhelado por Mikel Erentxun en su canción. El lugar de Chillida.

Fotografía: Luis Manuel Ochoa
El autor recomienda ver esta entrevista realizada por El País a Mikel Erentxun: SIGUE ESTA LIGA

















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