Un nuevo desarrollo residencial, que basa su diseño urbanístico y arquitectónico en la armonía con la naturaleza y conservación del paisaje, adaptándose a su topografía descendente y construyendo completamente con materiales locales.
Este proyecto, localizado en Monterrey,
Nuevo León, manifiesta la lectura del contexto en un entendimiento de la
vocación comprendiendo el lugar. La topografía y el uso de materiales,
confirman la búsqueda de una relación cercana con la naturaleza, otorgando
importancia a la materialidad, tanto de la casa club, asadores y arcos de
acceso, que se construyen con basamentos de concreto, muros de piedra y acero.
Localizada en la parte alta las faldas
del cerro de las Mitras, se concibió pensando el diseño que, desde lo alto de
la ladera, la casa club parece formar parte de la naturaleza, incrustada en la
montaña. La propuesta se divide en espacios abiertos al exterior y espacios
cerrados para el uso simultaneo que permite proyectar y construir espacios
abiertos a la vista dominante a la ciudad.
En un entorno con un terreno con mucha
pendiente, el proyecto responde a la principal solicitud de lugar: abrirse al
paisaje. El terreno se moldea con una disección de terrazas a distintos niveles
al tiempo que sus interiores son abiertos y luminosos. Las plataformas
exteriores que relacionan los espacios de la alberca y áreas de esparcimiento,
a través de escalinatas —que se adaptan a la topografía descendente— permiten
esa conexión con el entorno, exaltando la belleza del paisaje y su vegetación.
Su basamento de piedra natural, crea una
transición con el piso de concreto pulido, sobre el que se levanta una
estructura de acero expuesto, con una cubierta inclinada que envuelve el primer
elemento que está en voladizo, permitiendo crear un espacio en doble altura con
muros de piedra y la madera que otorgan calidez de hogar al ambiente.
El primer y el segundo nivel, se
convierten en terraza desde donde se aprecian las formidables vistas de la
ciudad y el cerro de las mitras, este espacio tiene acceso por medio de una
escalera helicoidal. También cuenta con dos áreas de esparcimiento: la primera
en la que conviven áreas de descanso y juegos infantiles en más de 1,000 m2 y la
segunda con un espacio superior a 7,400 m2 con amenidades en las que se
resguarda y conservan especies endémicas.
Fotografía:
Dovedope: Cesar Ivan Rosales Martínez y Eduardo Julián Luna Garza / Daniel
Tamez
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