Una vivienda que se vive siempre desde el interior hacia el exterior, buscando el disfrute de los espacios a través de sus guiños naturales que nos regala la preexistencia.
La recuperación de las viviendas en Mérida,
Yucatán han dejado en evidencia las diferentes variaciones de inmuebles en sus
características estéticas y programáticas, una de ellas es Casa Pitahaya; una
vivienda introvertida debido a sus diferentes alteraciones durante su vida,
oscura y poco agradable espacialmente.
La propuesta arquitectónica pretende una
vivienda que se ilumine y ventile en todos los espacios que conforman el
programa arquitectónico de manera natural, el rescate de la mayor parte de la
estructura existente, así como de su naturaleza nos dio la directriz del
acomodo y orden de los jardines, espacios naturales que permiten enmarcar el
recorrido del proyecto. El uso de materiales naturales de la región y colores
neutrales nos ayudan a dar mayor amplitud a los espacios y percibir espacios
sencillos y neutrales.
El programa arquitectónico nos presenta desde
el acceso principal el recorrido lineal sobre las preexistencias donde se
agrega un área vestibular, una sala y posteriormente un área de trabajo, al
demoler la losa de la segunda crujía se logró iluminar y ventilar los espacios
de manera natural. La carpintería en su mayoría fueron elementos restaurados
para ser reutilizados dándoles una nueva vida.
Las comunicaciones entre los espacios pueden
ser a través de jardines y árboles que existían en la propiedad, así como por
el interior de la vivienda, logrando dos transiciones y maneras de vivir los
espacios.
El jardín de los arcos conecta al espacio
cocina/comedor que a su vez se conecta con el área social donde se encuentra la
piscina, un espacio para el disfrute y descanso. En la parte posterior se
colocaron dos recamaras de huéspedes con Jardín y baño. Separando al área de
huéspedes del área social para un mayor confort.
Finalmente, la unión entre el edificio
principal con el área de huéspedes se logra por la preservación de la
vegetación existente que viene a darle al proyecto un balance entre la
arquitectura y la naturaleza.
Fotografía: Manolo Solís
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