Un proyecto que se caracteriza por tener una gran cantidad de detalles y de balancear la estética con la operación de cada habitación.
Una renovación que se realizó en un departamento de 300 m2
localizado en un edificio construido en los años 80 en la Ciudad de México. Su
privilegiada ubicación frente a la primera sección del Bosque de Chapultepec
dictaba conducir todas las modificaciones hacia el máximo aprovechamiento de
las vistas y la iluminación natural.
Para
incrementar las dimensiones del salón principal se unieron la biblioteca y la
sala dejando una ligera división entre el vestíbulo por medio de un mueble que
separa, pero permite el paso de la luz hasta el fondo del espacio. Las columnas
se revistieron de espejo con el objetivo de reflejar todas las vistas y la
iluminación natural que entra por las ventanas. La altura del entrepiso no es
muy generosa, por lo que se decidió no modificar la dimensión y ubicación de
los plafones, además de dirigir la iluminación indirecta hacia arriba para
aumentar en lo posible la sensación de amplitud.
Todos los
espacios se abren y cierran con puertas corredizas y algunos de los muros
esconden en sus lambrines los espacios de guardado y servicios logrando un
ambiente homogéneo en todas las áreas públicas que fueron diseñadas para
disfrutar de la amplitud y de las diferentes actividades todo el tiempo. La
cocina se movió de lugar para tener una mejor conexión entre las áreas públicas
y privadas, incrementando la funcionalidad y dando como resultado los espacios
prácticos solicitados por el cliente.
Todas las recámaras tienen
generosos espacios, además de estar equipadas con baño privado y vestidor. La
sala de televisión está prevista para ser utilizada como una cuarta recámara en
caso de ser necesario. Todos los baños están recubiertos de mármol en gran
formato y en el resto de las áreas destaca el uso de maderas de nogal y roble.
Fotografía: Héctor Armando Herrera
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