Impulsora de la arquitectura interior moderna, Charlotte Perriand entendía los muebles como objetos funcionales, más que artísticos, y vinculados a la estructura doméstica, más que autónomos.
Bajo
esta premisa, más que arquitecta, fue una artista y visionaria que impulsó la
modernidad en el diseño de interiores. La diseñadora
francesa entendía la casa como una unidad intrínsecamente ligada al estilo de
vida del usuario. Mujer independiente y viajera global, dio vida al diseño contemporáneo a través de objetos icónicos y auténticos.
Nacida
en París, el 24 de octubre de 1903, Charlotte Perriand estudió diseño de mobiliario en la Ecole de l’Union Centrale des Arts Décoratifs. De acero cromado y aluminio
anodizado, su Bar sous le Toit la dio a conocer en el Salón d’Automme de 1927.
Apenas tenía 24 años. Ese mismo año estableció su propio estudio de
arquitectura y mantuvo su autonomía con respecto a los arquitectos con los que
colaboró estrechamente: Le Corbusier y Pierre Jeanneret. Ya octogenaria, ella
contaría que, al presentarse en el estudio del afamado arquitecto, él le espetó: “Aquí no
bordamos cojines”.
No
obstante el desplante, fue una colaboradora cercana del arquitecto. Y a partir
de esa alianza, la percepción del espacio interior se modificó. Ahora se entendía
bajo el principio de una coherencia total entre arquitectura, mobiliario e
interiorismo, con énfasis en la
funcionalidad. Su carrera se extendió por tres cuartos de siglo, durante los
cuales participó en proyectos desarrollados en cinco continentes. Sin embargo,
fue en la Saboya francesa donde Charlotte Perriand desarrollaría uno de sus
hitos arquitectónicos: la estación de esquí Les Arcs.
Encajado
en la montaña, Charlotte Perriand proyectó y construyó las tres estructuras del
complejo invernal. Situados a 1600, 1800 y 2000 metros de altitud, los
edificios de Les Arts debían alojar a 18,000 personas. Ahí puso en práctica los
descubrimientos que hizo en sus exploraciones sobre prefabricación,
estandarización, industrialización y materiales alternos. El resultado fueron
estancias austeras en las que no faltaba nada, incluidos cocinas abiertas y baños prefabricados.
Minimalista
de corazón, una de sus primeras innovaciones fue el diseño de mobiliario con
materiales más propios de un auto, como el acero. Su famosa chaise longue basculante destaca
por los tubos de acero de su estructura. Esta pieza, como sus taburetes de tres
patas y la mesa pétalo han sido
copiados hasta la saciedad. Por otro lado, las piezas de iluminación que diseñó
Charlotte son atemporales, funcionales y minimalistas. Son lámparas de un
arquitecto que juegan con los volúmenes y las dimensiones.
Concebida
por Charlotte Perriand en 1965, Lampe de Bureau recibe una actualización de la mano de Locatelli Partners. La luminaria de Nemo
representa un ejercicio de racionalización de la lámpara de mesa tradicional. El tallo de aluminio gris está anclado
a una base elevada más oscura. Por otra parte, el difusor que emite luz difusa
está elaborado en cristal prensado diáfano. Los acabados disponibles para la
pantalla son: gris, verde, azul y rojo.
Por otra
parte, Nemo también editó Potence Pivotante, de Charlotte
Perriand. “Diseñé una lámpara giratoria con largos tubos ensamblados en forma de L
invertida, para llevar el cable eléctrico desde el
interruptor hasta la bombilla”, explicó. Por otra parte,
Pivotante à Poser es una lámpara de mesa cuya salida de luz se ajusta mediante
la apertura o el cierre de los paneles laterales.
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