Por Redacción
El Pent House 36 tiene una composición basada en su programa arquitectónico en el que la geometría fundamentada en la proporción y la ortogonalidad, extiende ejes paralelos y perpendiculares al espacio rector del proyecto: un jardín central que ordena las vistas y la circulación a través de una imagen contemplativa de la Ciudad de México.
Este espacio divide el proyecto en 2 diferentes áreas la
pública y la privada. Ambas convergen a un imponente vestíbulo de acceso recubierto
con placas de mármol kassama que enmarcan los elevadores. Un sencillo sistema
de canceles divide este primer módulo entre el penthouse y un pequeño
consultorio. La luz natural proviene del jardín central y de una amplia
terraza.
El Arquitecto Juan Pablo Serrano comentó: “La solución de
los materiales responde a una integración del espacio con su función; mármoles,
duela de madera y paneles de fibrocemento se colocaron en superficies lisas y
en propuestas volumétricas que distinguen el uso de cada habitación y las
delimitan únicamente por medio del uso de texturas y tonalidades”.
Los pasillos de comunicación son libres de ornamento, permiten albergar un único elemento escultórico: dos alas talladas en resina que enmarcan la alegoría de un efecto emocional. “Este elemento conduce al área social de la familia —el family room— que funge como un informal semiprivado, en donde se hace uso de mármol wooden grey y paneles de fibrocemento para enunciar un espacio monocromático compuesto en escala de grises con acentos en nogal. La sala y comedor, divididas sutilmente por un elemento multifuncional, se resuelven con vistas panorámicas que, en unión con el mobiliario y acabados, logran una progresión de tonalidades grises que dan un ambiente sobrio y elegante” afirmó el arquitecto Rafael Monjaraz.
La sección privada, consta de 4 habitaciones destinadas a la intimidad familiar: una habitación principal, dos habitaciones secundarias y una ludoteca. La habitación principal tiene una propuesta que conjuga la exclusividad, elegancia y sencillez. En donde el mobiliario responde alas diferentes actividades y una chimenea complementa el ambiente donde se combina la madera con el color champagne y tonalidades grises.
Las dos habitaciones secundarias son módulos rectangulares que desplantan vestidor, baño y el área propia de la habitación. La particularidad de estas dos habitaciones se destaca en la solución de los baños; espacios interiores no colindantes a la fachada, que se abren a la habitación con una ventana compuesta de louvers, por la cual iluminan el espacio y enmarcan la vista de la fachada.
Una última habitación fomenta la integración familiar creando una ludoteca con libreros perimetrales y acabados lisos con volúmenes resueltos en el mismo material, que provocan un juego entre la luz y la sombra a través de la simplicidad de los materiales.
Fotografías por Jaime Navarro
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