Delfina Sieiro @Delfina_sj
Teníamos una cita pendiente para ver la exposición que presenta el Museo Nacional de Arquitectura sobre el legado del arquitecto Carlos Leduc Montaño (1909-2001) una interesante recopilación de planos originales, perspectivas, dibujos, maquetas e incluso algunos diseños de mobiliario escolar, por medio de los cuales podemos alcanzar a entender el empeño y congruencia de un arquitecto comprometido personal y profesionalmente con los grandes cambios que vivió México resultado de los ideales revolucionarios que marcaron el primer tercio del siglo XX.
Entre sus obras se cuentan varios usos y tipologías donde su investigación se vio reflejada en hospitales, escuelas, planeación urbana y vivienda; el objeto de sus proyectos siempre fue el usuario y el entorno que rodearía la obra. Un observador de la luz, los fenómenos del clima y las necesidades funcionales que tenía que resolver la obra, con resultados prácticos que lograron edificios longevos y de poco mantenimiento.
En los planos y maquetas se puede analizar su revolucionario sistema de casa-aula que propuso un programa para las escuelas que sirvió como antecedente a las de Pedro Ramírez Vázquez y Enrique del Moral. Una de las fichas de esta exposición resume en una contundente frase la filosofía del arquitecto, cuando dijo a la revista el Maestro Rural: “es muy importante hacer notar que cualquier dinero que se emplee en hacer lucir una fachada o algo de arte es el dinero más mal gastado, dado que eso no satisface ninguna necesidad y resta dinero para mejores acabados o mejores instalaciones sanitarias. Así pues, la primera cosa que se necesita es un plano capaz de resolver únicamente las necesidades particulares del edificio y cuidar que no haya en Él, cosas inútiles que se traduzcan en gastos innecesarios”-
Los testimonios de video que se exhiben nos ayudan a entender su aportación a la construcción de edificios con resistencia anticiclónica. También se muestran proyectos de hospitales en los que retomó el diseño del hospital moderno de José Villagrán García con su característica planta “H” aunado a su experiencia creando edificios sobrios, exentos de decoración, luminosos, ventilados, con amplios corredores.
El recorrido recuerda otros momentos importantes de la vida y trayectoria del arquitecto Carlos Leduc, como que participó en el hallazgo de la tumba número siete de Montealbán, que colaboró con el grupo que gestionó la invitación para que Hannes Mayer residiera en México, y que fue galardonado con el Gran Premio de la Academia Nacional de Arquitectura en 1996, reconocimiento que antes solo tres de sus colegas habían recibido, Enrique del Moral, Mario Pani y Enrique Yañez.
Para terminar esta reseña solo resta reiterar la invitación a que visiten la exposición lo antes posible ya que estará en el museo hasta el 15 de abril.
Fotografías de Delfina Sieiro
www.inba.gob.mx/actividad/3444/carlos-leduc-montano
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