De Portada: “Yo no soy culpable, tengo la conciencia tranquila”

Es así como el Maestro Mario Pani respondía a los cuestionamientos que le llegaron en cascada después del terrible sismo del 19 de septiembre de 1985. Sin duda su obra fue golpeada por el fenómeno, con devastadora dureza



Por Lorenzo Díaz @lorenzodiaz y Eugenia González @EugeniaGG

Visitamos este fin de semana la extraordinaria exposición “Mario Pani, arquitectura en proceso” que presenta una muy completa semblanza del arquitecto, la muestra además contiene asombrosos documentos históricos – algunos de ellos inéditos – y maquetas que dejan ver el gran legado de este Maestro.

Entre otras joyas cautivó nuestra atención una carta de Mathias Goeritz dirigida al arquitecto Pani y fechada a finales del trágico año. Es sabido que a Mario el golpe que el terremoto propinó a su obra lo sumió en una dura depresión y que, aunque haya dicho lo contrario a los medios, su profunda rectitud y fuerte ética le dejaron conmocionado en el alma.





Esta misiva es notable y nos propusimos transcribirla, sin duda refleja el momento y la época en que se dio y plasma, como pocos testimonios, el espíritu de la época.




19 de Diciembre, 1985

Querido Mario,

Al volver de Europa Bambi me mostró tu libro. Es una edición bonita y seria. (El único defecto que le vi, es que no dice que tienes en mí a uno de tus más fieles amigos y fervientes admiradores.) Broma aparte — en los últimos tres meses te debes haber sentido como el personaje bíblico de JOB. Aunque todo el mundo sabe que lo que pasó no es tu “culpa”, ni tiene que ver {en el fondo} contigo, el hecho es que tu obra quedó destruida. Ya no se pueden apreciar tus conceptos, ni percibir la generosidad de tus ideas. Eso me duele mucho y a ti te debe doler horrores.
Y me pregunté: ¿por qué quiso Dios fregar a Mario, al más simpático y más valiente de todos, al único verdaderamente grande arquitecto del México moderno? Quizá lo hizo para que seas también el más sacrificado.
Tú/sabes que a mí también me fregaron al robarme créditos o ponerme en el papel de embustero. Pero no era lo mismo. No fue una fuerza mayor que actuó en mi contra, sino fueron unas gentes envidiosas y ambiciosas. Este tipo de “enemigos” debes haber conocido también y más.

Actualmente estoy enfermo en Suiza detectaron un cáncer de los huesos. Por eso estoy hospitalizado en el Instituto Nac. de Cancerología. Aquí no hay teléfono, ni deben recibirse visitas. Pero en pocas semanas espero poder hablarte y {—¡ojalá!—} verte.
Te quiero mucho y te admiro otro tanto. Es todo lo que te quería decir. Con mis mejores deseos —siempre tu amigo

               
Mathias






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