“El mundo
se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de
qué lado quiere o puede estar...”
Eduardo
Galeano
Al cierre
del año se nos quedan varias ideas por reflexionar en esta columna, como
siempre, insuficiente es el espacio y el tiempo, por ello dejo algunas
anotaciones de temas que me parecen importantes para concluir mis
colaboraciones en este 2015.
Comienzo con el de la
Bienal de Venecia. El día de ayer se dio a conocer a lista de los 31 proyectos
seleccionados para construir el discurso curatorial del pabellón mexicano,
surgidos de una convocatoria que superó las expectativas de los organizadores
la propuesta mexicana, contará con poco tiempo para mostrar contundencia y
llevar a buen término una oportunidad atípica para producir reflexión en torno
al tema planteado por Alejando Aravena. Buen síntoma parece ser el hecho de que
cada vez más sean los instrumentos abiertos y democráticos a los que acuda el
gremio para mostrar su obra; motivo de reflexión será ver en qué asuntos la
arquitectura sigue siendo una deuda permanente con la sociedad de un país
imposibilitado para verse frente al espejo. ¡Enhorabuena a los ganadores: hay
muchas trayectorias ahí, que por justicia elemental reciben esta gran
oportunidad de mostrar su trabajo de muchos años, un abrazo sincero!
Y porque
como dice Josep María Montaner, la política es siempre un descubrimiento, y
porque la primera decisión política –en cualquier actividad de teoría, historia,
crítica del arte y la arquitectura- radica en lo que se visibiliza, en lo que
se dice y en lo que se calla y a quién se silencia, celebramos uno de los
logros ciudadanos más importantes de los últimos años: la movilización
ciudadana para frenar un despropósito urbano que poco a poco se desenmascaró
como un negocio privado, el corredor comercial Chapultepec. Se establece así
–por fortuna- un precedente relevante ante la imposición de decisiones
verticales y sin sentido para el futuro de la ciudad, detener este despropósito
es una bocanada de aire fresco para replantear los procesos y las formas en
tiempos donde la opacidad, el amiguismo, o las simulaciones no caben más.
No se ha
escrito la última palabra –se está escribiendo- pero el primer paso ya se dio y
tuvo la fuerza suficiente para derribar un primer castillo de naipes. Ojala que
no sea el mismo gremio organizado el que ahora cimente un nuevo castillo de
complicidades ¡Bravo y gracias a todos los que nos apoyaron, es siempre un
logro colectivo!
Nos vemos en enero por este espacio y con esta pausa mis mejores deseos a quienes me acompañaron en este año. ¡Muchas gracias!
* Marcos
Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista
independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del
Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe.
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