La Visual De... Teotitlán del Valle: una última tarde


Al llegar a la plaza principal de Teotitlán del Valle, una serie de puestos ambulantes exhiben magníficos tapetes; en la víspera del año nuevo, el ritmo del lugar es inusual, quienes ahí exhiben su trabajo sólo contemplan ese ir y venir de los visitantes que buscan como yo llegar al Centro Comunitario del pueblo. Mientras camino, me guía el sonido lejano de villancicos que acompañan el breve recorrido para llegar al acceso del edificio colmado por familias que se han reunido para disfrutar desde ahí, desde su pórtico-escalinata-puente, un recital al aire libre. El edificio me presenta una imagen inusual en comparación a toda su documentación difundida donde aparece siempre límpido pero vacío.


Por Marcos Betanzos
@MBetanzos
El edificio inaugurado en agosto de 2018, ha comenzado a vivir bajo las reglas de su contexto y presenta ya sus primeras modificaciones, las ventanas protegidas con un “diseño textil” de herrería color negro, algunas rejas en los accesos, resanes en los muros para “ocultar” los moños de la cimbra, el elevador fuera de servicio y con una colección adquirida que se esfuerza por no flotar y sucumbir ante la escala del edificio, sorteando en algunos espacios la saturación propia de lo que exhiben y en otros, intentando colmarlos.

Afuera se queda el sonido y las melodías navideñas; adentro, la biblioteca se encuentra en uso por varias familias que acuden a diversas clases y talleres, la exposición la recorren de forma constante, pero sin grandes afluencias diversos visitantes que se esmeran por observar a detalle lo que sólo se puede ver a la distancia. Algo adolece entre la depurada arquitectura proyectada y su contenido débilmente configurado por la museografía que reduce por momentos, lo sustancial en lo decorativo.




Sin embargo, en esta tarde, casi la última del año, el edificio reitera sus cualidades estéticas y programáticas con la posibilidad de convertirse en un catalizador de la comunidad y sus necesidades, de fusionar el extraordinario paisaje con explanadas y terrazas que permiten la contemplación de un horizonte espectacular; por su materialidad sustentada en una elegancia técnica que espera ser descifrada por quienes operan cotidianamente esta obra y, sobre todo por cumplir en el paso del tiempo, la promesa de ser un recinto de auténticas intensiones al servicio de la comunidad, la cual ha comenzado a apropiarse de él paulatinamente aunque al menos hoy, sobre la arquitectura meticulosamente planeada sobresalgan los paliativos.




La interesante experiencia de esta arquitectura deja de lado toda pretensión cuando al culminar el concierto, la comunidad se reúne para degustar ahí, entre sus escalinatas, risas y conversaciones, ponche, atole y tamales, una verbena que hace visible que, en la madurez de este proyecto llegará el esmerado equilibrio entre su forma y su esencia. Quizá por la época, quizá porque no es lo común, pero hoy el centro comunitario y cultural luce magnifico, corona el esfuerzo de aproximar este recinto institucional a los habitantes locales, los cuales hoy no dejan de expresar su orgullo de contar con este espacio que califican como su segunda casa, la casa de todos parece brillar.








Fotografías cortesía de Marcos Betanzos

*Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y profesor de cátedra en el Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe y CENTRO. Becario FONCA 2012-213, integrante de FUNDAMENTAL, taller de arquitectura, paisaje y urbanismo.

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