La Visual de... PREVI: la complejidad del reconocimiento

Hacia la primera mitad de la década de los sesenta, el presidente de Perú, también arquitecto, Fernando Belaunde Terry inició una serie de consultas para explorar nuevas formas de controlar el flujo de personas migrantes que llegaban del campo a la ciudad a través de proyectos de vivienda que revirtieran (o intentaran contener) la proliferación de zonas autoconstruidas en barrios informales de Lima


Propuesta de James Stirling en su fase original
Por Marcos Betanzos @MBetanzos
Después de tres años de trabajo en los que se involucró el arquitecto inglés Peter Land como asesor de las políticas de vivienda social para el Banco de la Vivienda del Perú, se materializó el primero de tres proyectos pilotos en el que participaron 13 arquitectos internacionales invitados: Charles Correa, Christopher Alexander, Iñiguez de Ozoño & Vázquez de Castro, Shandrach Woods, James Stirling, Esquerra & Samper, Aldo van Eyck, Kikutake, Kurokawa & Maki, Svenssons, Hanson & Hatloy, Atelier 5, entre otros. Así surgió el PREVI (Proyecto Experimental de Vivienda), un proyecto de 500 viviendas que, a casi cinco décadas de distancia sigue siendo un referente obligado en la ciudad, prueba tangible de la complejidad del reconocimiento de ideas y gestos arquitectónicos que se diluyen (o se han diluido) frente a la compleja realidad de vivir en la capital del Perú.



La estancia en esta ciudad nos llevó al proyecto, adentrarnos en él con un grupo de arquitectos que sorprendidos y desorientados, fuimos en busca de rasgos y huellas para reconocer las obras diseminadas de autores referenciados. Encontramos así, las modificaciones a la obra de James Stirling, Fumihiko Maki, y otros apenas perceptibles, pero accedimos por suerte al proyecto de Knud Svenssons. El propietario, Rubén Vicuña Arzapalo abrió la puerta del único prototipo no modificado (cosa rara en todo el desarrollo), una vivienda que en sus propias palabras fue comprada por él para ser vendida.



Marcos Betanzos


Le ha llevado dos años encontrar un cliente y en unas semanas la propiedad dejará de ser suya al colocarla en el mercado por 140,000 dólares, ya tiene nuevo dueño. Vicuña sabe de qué se trata, quién es el autor y cuáles son las aportaciones de esa pieza que conserva intacta, tiene claro por qué es una referencia arquitectónica, tanto como sus vecinos que, en cada diálogo mencionan con orgullo el origen y las cualidades del sitio en el que viven, y las alteraciones que le han hecho a sus viviendas para “darle más personalidad”, algo que parece irremediable. En cada descripción a detalle de alguno de los propietarios que nos narra al paso por qué y cómo modificó su vivienda, los arquitectos sentimos esa angustia que provoca lo incontrolable, nos arrebatan un poco de historia y desvanecen el modelo al que acudimos a contemplar, nos dejan la vida pura, sin envoltorio y eso no sabemos digerirlo.



Marcos Betanzos


Rubén creció aquí, conocía el contexto del gran proyecto de vivienda, de algunos de los prototipos y modelos pero ignoraba la historia particular de su predio. Una estudiante de arquitectura lo ilustró y con ello, cambió su mirada; después vio la casa como una posibilidad de negocio, hoy para él la historia con este inmueble ha concluido pero mantiene un vínculo que no lo deja desprenderse del todo: quiere conservar los planos (originales) de la casa, sabe que valen algo más pero no puede ver hasta donde porque ha comprendido que su valor no es económico sino –y quizá- histórico. Yo pienso que son reproducciones posteriores del proyecto y no las piezas originales, él se aferra a ellos como los planos reales.


Marcos Betanzos



A esos planos, el grupo de arquitectos ya le ha encontrado destino: los ven en el MoMa de Nueva York, una futura bienal de arquitectura, un museo de arquitectura o el archivo de alguna institución académica como Harvard o Columbia; también los arquitectos han imaginado que esas instituciones o una fundación puede comprar esa casa por más de 500,000 dólares. Es decir los arquitectos han imaginado sobre algo que hoy el propietario actual no puede cuestionarse: la decisión de vender la casa y no entregar los planos no es cuestionable, debe hacerlo, nos reitera que ha dado su palabra. Ante el cúmulo de fantasías provenientes de la mente delirante de arquitectos, el cliente sonríe, no comprende tanto interés pero se da cuenta que las opciones que tiene frente a sí, son más y mejores que las que él puede lograr.



Marcos Betanzos


 Recorremos la casa, llegamos a la azotea, nos presenta a su familia mientras la inspección rápida pero minuciosa al proyecto se realiza, la insistencia sobre los planos no cesa, y el propietario accede a dar los planos, convencido de que el destino de tales documentos será mejor en manos de especialistas. Si son originales y si tienen algún valor histórico, ya tienen un mejor destino, eso prometen ellos. Si no es así, como casi siempre los arquitectos le habrán otorgado valor a algo que no lo tiene, y parece raro que, nuevamente se mantenga en dos líneas paralelas el código genético de nuestra profesión: la especulación que monumentaliza y convierte en piezas de museo cada gesto que se produce con el sello de la Arquitectura como tales documentos inertes y, la fuerza de la vida que, imposible de contener ridiculiza nuestra banalidad.


Marcos Betanzos


La vida sigue ahí, transformando y diluyendo. La complejidad del reconocimiento de la firma de autor disminuida por los laberintos mágicos y la vida pública mezclada con el orgullo comunitario de vivir en el PREVI, un proyecto en constante evolución que en contra de todo deseo de preservación arquitectónica se niega a ser una pieza de museo y sigue siendo lo que se propuso ser: un dispositivo para la vida colectiva, heterogéneo, dinámico e incontrolable.



Plan PREVI

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