Hostal La Buena Vida por ARCO Arquitectura Contemporánea

Por: Redacción
Este proyecto fue finalista en la segunda edición del Premio de Interiorismo Mexicano PRISMA. Está ubicado en la colonia Condesa, una zona residencial de la Ciudad de México que se desarrolló a principios del siglo XX,  y actualmente su privilegiada ubicación e importante crecimiento económico la han puesto en la mira de todos los que visitan la ciudad. Por lo anterior y muchas otras razones se decidió que el Hostal La Buena Vida se localizara en esta zona y se encontró un espacio idóneo en la calle de Mazatlán.


En toda la zona la arquitectura responde a un estilo típico de la época y con el objetivo de sobresalir de esta tendencia, el equipo de ARCO Arquitectura Contemporánea, dirigido por los arquitectos Bernardo y José Lew, propuso como fachada principal una doble piel —para minimizar el ruido exterior— llena de color y textura que hace que el hostal llame la atención desde cualquier punto de la calle respetando las tolerancias y proporciones de los edificios aledaños.  

En la fachada resaltan las atractivas formas geométricas, en una intrépida combinación de varios tonos de magenta o mejor conocido como el famoso rosa mexicano, que se mueven en una alegoría arquitectónica que recuerda las envolturas de los dulces y  se complementa con la serenidad y calidez de la celosía de madera de Ipe.



El hostal se presenta como una atractiva alternativa para el viajero urbano contemporáneo y lo invita a pasar a un espacio que sabe que definitivamente no será como los demás. En el ingreso a nivel de calle se localizan un pequeño lobby donde se ubica la recepción y se sube a los diferentes espacios del hostal distribuidos en dos niveles que son: el área de lavado, cocineta-comedor comunal, espacio lounge con internet, la terraza con lugar para asolearse y las habitaciones.

Las 8 habitaciones compartidas dan un total de 48 camas en acomodo de literas. La capacidad de las recámaras va desde 4 hasta 10 camas. Cada una de ellas tiene su módulo de baño integrado y cada una de las camas cuenta con un locker para que los viajeros estén seguros de que sus pertenencias estarán seguras durante toda su estancia.
 

El color es un elemento muy importante de todo el proyecto y para los interiores se seleccionó una paleta con 5 diferentes. Los acentos de color, tanto en los muros como en el mobiliario, se combinaron con grandes murales con grecas y calaveras en un estilo sincrónico con todo el concepto y que mantiene la tradición mexicana en uno de sus elementos más representativos. El Hostal la Buena Vida sorprende al visitante con una experiencia completa en una atmósfera que combina la mejor experiencia en su tipo en un contexto que define la Ciudad de México que se vive hoy.









Fotografía: Jaime Navarro

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