Este conjunto de edificios para la ciencia de frontera fragmenta su programa arquitectónico en una serie de cuerpos sueltos con autonomía funcional. Dispuestos siguiendo el cauce del río, conforman con la ladera un patio utilitario en vías de convertirse en bosque restaurado, que se derrama hacia el exterior a través de estriados tímpanos y grietas entre los cuerpos.
Localizado en
una sección de un terreno previamente intervenido en los linderos del Bosque de
Niebla, en la antigua carretera Xalapa-Coatepec, el Complejo Biomimic, -Campus
III del INECOL- se asienta en una superficie sensiblemente plana entre el Río
Sordo y una ladera profusamente cubierta de hayas. Mimetizado desde la
carretera, recibe a visitantes e investigadores a través de umbrales arbolados
y pórticos de concreto.
A fin de
incorporarse al sitio de la manera más mesurada posible, para sembrar el
conjunto se eligió la porción del predio que había servido anteriormente para
la edificación de una planta para el beneficio del café.
Se empleó un
sistema de columnas, losas, trabes y fachadas precoladas, que fueron fabricadas
en planta y armadas en el sitio, minimizando las actividades agresivas al
medio. Incluso los tabiques de la obra desmantelada se reciclaron en la
construcción de algunas piezas del conjunto.
Los cuerpos
están envueltos con doble epidermis, una de vidrio para disfrutar del paisaje,
iluminar y ventilar sus interiores y otra constituida por cartelas de concreto
aleatoriamente dispuestas para emular un bosque pétreo en medio del bosque,
entreverándose con él.
Biomimic,
al restaurar parte del bosque perdido, contribuir al saneamiento del Río Sordo
y emular en su intervención el bosque circundante, abona a la arquitectura
regenerativa y sensible que trabaja en la búsqueda de la satisfacción de las
necesidades de habitar en balance con el medio ambiente.
Fotografía: Tamara Uribe Manzanilla
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