Por Eugenia González @eugeniagg y Lorenzo Díaz @lorenzodiaz
La obra de este artista ha influido en nuestras vidas de distintas formas, ya sea por mi formación universitaria con diseñadora de la comunicación gráfica o por la intensa instrucción que Lorenzo recibió en su hogar sobre todas las influencias que la Bauhaus tuvo en el mundo ya que sus padres fueron estudiantes de Ulm, la heredera de este centenario movimiento.
Hace unos años tuvimos la oportunidad de visitar Budapest y el museo con su obra que ahí se encuentra. Si bien no es uno de los lugares más promocionados cuando se visita esta ciudad, hemos tenido la oportunidad de aconsejar a diferentes amigos que lo visiten y han quedado maravillados. En septiembre del año pasado estuvimos en la Fundación Vasarely en Aix en Provence y pensamos que era la cima de nuestra historia con el artista, pero Paris nos tenía una grata sorpresa en abril.
En muchos sentidos esta exposición en uno de nuestros museos favoritos completó algunos huecos que no habíamos podido admirar de primera mano en los otros dos lugares. Su faceta como publicista y creador de una serie fantástica de objetos promocionales nos faltaba para entender por completo su importante influencia en el mundo de la comunicación gráfica.
La exploración de técnicas y materiales para crear sus obras maestras es una prueba de su incansable necesidad de crear y rebasar continuamente los límites de la forma. Trabajar con formas geométricas, principalmente círculos y cuadrados, podría llevar a muchos a pensar que el trabajo y el resultado serían monótonos. Vasarely dedicó su vida a demostrarnos que no hay límites para lo que se puede lograr con un círculo y un cuadrado sabiéndolos acomodar.
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