Por Eugenia González @eugeniagg y Lorenzo Díaz @lorenzodiaz
Para los entusiastas de la arquitectura como nosotros llegar al 280 del boulevard Michelet es una mezcla entre emoción y expectativa por lo que será encontrarnos frente a frente con un edificio que hemos revisado con detalle en los libros. Definitivamente fue un momento emotivo que superó nuestras expectativas ya que mucho se puede saber de este proyecto por sus publicaciones, pero recorrerlo es otra historia.
Comenzamos a recorrerlo en una mezcla entre cerca —para sentir el concreto de las columnas— y una prudente distancia para darle dimensión y revisar todos sus detalles desde el nivel del suelo hasta su parte más alta. Un zigzag en el que intercambiamos comentarios y recibimos las miradas de los habitantes que nos decían “Otros más…”, uno esperaría que ya estuvieran acostumbrados ya que el peregrinaje arquitectónico pinta para ser permanente.
Hacer el recorrido por el interior complementa la experiencia y aunque no vimos ninguno de los departamentos (porque habíamos visitado la réplica en la Ciudad de la Arquitectura y el Patrimonio, en Paris hace unos años) en los espacios comerciales pudimos disfrutar a nuestras anchas la famosa modulación que nos parece además tan acertada. Cuando subimos a la azotea nos encontramos con un gran grupo de turistas arquitectónicos con quienes disfrutamos los volúmenes y las vistas.
Un capítulo más sobre Le Corbusier se suma a nuestro continuo aprendizaje y definitivamente una aventura que les recomendamos a todos los profesionales, estudiantes y entusiastas de la arquitectura.
Fotografías cortesía de Lorenzo Díaz
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