El proyecto para este
restaurante de cocina española se desarrolló en dos habitaciones de la Casa
Quimera, una casona tradicional de la colonia Roma con una excelente ubicación.
Por
Eugenia González @eugeniagg
El reto principal del
proyecto fue trabajar en una casa catalogada con un uso de suelo ya
establecido. Lo anterior se resolvió dando seguimiento puntual a todos los
procedimientos necesarios y en paralelo se desarrolló un proyecto para el
restaurante que destaca la calidad del inmueble y lo lleva con toda la dignidad
a otro periodo de larga vida útil.
Los espacios son amplios
característicos de la época y el tipo de construcción, para aprovecharlos al
máximo se decidió ampliar visualmente el espacio forrando con espejo negro
todos los muros y de esta forma utilizar la luz natural y la iluminación
interior para lograr una atmósfera cálida con muchos brillos. La sensación
espacial que se logró permite que los comensales se sientan en un ambiente muy
amplio que los recibe y acoge.
La casa tenía una
carpintería original muy rica la cual se consideró como parte integral del
proyecto para lo que se combinó con el nuevo mobiliario necesario para la
operación en el que destaca un diseño discreto y funcional manteniendo la misma
gama de color. Se creó un plafón virtual con las luminarias a 3.25 m de altura,
dejando el plafón existente en color negro y con esto reforzar la sensación de amplitud
dentro del local.
Para respetar la
normatividad de uso de suelo una de las premisas fue incorporar arte en los muros,
con en base a esto, de diseñó una instalación de 365 cochinitos blancos y 7 negros
de cerámica, creando un elemento dinámico y de impacto visual que se vuelve el
referente y sello del establecimiento. Madera, luminosidad y brillo son los
tres elementos que destacan en este restaurante que rescata lo mejor del pasado
para combinarlo con elementos contemporáneos funcionales para garantizar su
operación en el futuro.
Fotografía por Jorge Garrido
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