Con un
extenso análisis de diferentes tipos de tazas, Andrés Lhima e Iliana Campa, se dieron
a la tarea de examinar diferentes virtudes tales como dimensiones, capacidades,
procesos de elaboración, pero sobre todo la exploración y el juego con
diferentes formas y materiales, teniendo como resultado, un contenedor básico
que sobresale por su peculiar asa, que denota la figura que representa el
símbolo del infinito con una ligera torsión.
Por: Mitchell Rodríguez @Rdz_Mitch
Así es
como nace “Taza Infinito”, una elegante propuesta desarrollada con minuciosos
acabados cerámicos que proponen diferentes estilos con la selección de una
amplia gama de esmaltes.
Andrés
Lhima e Iliana Campa nos explican que -en un objeto de cerámica se deben
contemplar muchos factores, como el encogimiento de 3 a 5 por ciento que sufre
la pieza final con respecto a la que se desmolda-, pero en el caso de Infinito
uno de los temas a resolver fue su producción.
Es muy atractivo
ver el listón torcido que rodea el
contenedor, pero al fabricarlo se convirtió en una ardua labor donde se buscaba
conseguir que se desmoldara sin ningún inconveniente, para resolverlo se
utilizó un molde de 5 piezas, además de un corazón o inserto para el hueco del
asa.
De igual
forma se experimento con diferentes texturas y acabados cerámicos como
esmaltes, engobes, calcas y patinas, generando atractivas y diversas
posibilidades sobre la misma forma.
Para la
quema o producción se utilizaron un horno eléctrico y dos diferentes
temperaturas. 1240° (cono 7) y 1280°
(cono 9), esto dependiendo del tipo de técnica aplicada y tono que se quisiera
dar a la pieza final
Fotografías cortesía de Andrés
Lhima e Iliana Campa
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