El diseño para la joyería de Nacional Monte de Piedad en el centro comercial Santa Fe partió de una serie de cuestionamientos entre los que destacan los siguientes: mejorar la experiencia del cliente al visitar una casa de empeño, competir con las joyerías ya establecidas en el centro comercial y el balance entre la identidad de marca y el proyecto de interiorismo comercial. Todas estas interrogantes giran en torno a un objetivo: el cliente.
Por Eugenia González @eugeniagg
La primera impresión para el cliente es
la fachada del local y para destacar de los circundantes se propuso un despiece
en piedra que representa la solidez de la empresa. Hacia el interior lo más
importante fue que la operación fuera discreta por lo que a pesar de que las
cabinas de los valuadores destacan por su acabado en tapiz vinílico metalizado,
ofrecen todas las comodidades para llevar a cabo todas las operaciones sin ser
visto, tanto dentro del local como para el paseante del centro comercial.
El reto más grande fue coordinar todas
las instalaciones para lograr que se mimetizaran en el plafón los detectores de
humo, las salidas de aire acondicionado e incluso la señalización de protección
civil. El piso es negro en acabado brillante –para reflejar los cilindros- y
mate en las áreas de exhibición. Para marcar el acceso y la ruta de evacuación
se eligió un porcelanato color gris cálido para contrastar.
Como es un espacio para la exhibición de
joyas, la paleta de colores y acabados permiten que el dorado, plateado y los
brillos iridiscentes de las piedras destaquen con el negro, gris cálido, las
diferentes tonalidades de blanco crudo, y el gris violáceo. La selección y el diseño
de mobiliario también tuvo un papel protagónico ya que además de diseñar
vitrinas especiales para los diferentes espacio que hicieran lucir las joyas,
se tomaron en cuenta todos los requerimientos de operación y seguridad
solicitados por el cliente.
El diseño del plafón muestra un grupo de
galerías y ranuras que se desplazan desde el fondo del local hasta la salida
para direccionar los ojos del cliente, acentuar la longitud del espacio
intervenido y dar lugar a los equipos a la iluminación de temperatura cálida.
Para las vitrinas se seleccionó una temperatura de 5000 grados kelvin para
obtener un mejor brillo en las joyas.
Fotografías
por Héctor Armando Herrera
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