¿Lo mejor de lo mejor?
Una lluvia “atípica”, eso es
todo lo que se necesita para sacar a la luz la podredumbre que está detrás de una
obra arquitectónica como la remodelación de la Cineteca Nacional. Tal parece, como
lo ha sido siempre, que la larga tradición continuará: la arquitectura y sus
creadores seguirán siendo simples instrumentos al servicio del poder más obtuso
y autoritario que pueda manifestarse para ponerlos, usarlos y ningunearlos sin
el menor recato.
La intervención de Rojkind
Arquitectos que ha sido infinitamente tanto atacada como promovida al grado del
fanatismo exacerbado, acusa al mismo tiempo el universo de opacidades que
colman a la industria de la construcción, no sólo al sector de la arquitectura
y el diseño. Pero en este caso, nadie puede sorprenderse: la obra había sido
señalada como fallida desde antes de la ya mencionada “lluvia atípica”. Le han “pegado”
como a ninguna otra obra, quizá por el carisma de su autor o porque se ha
insistido desmesuradamente en calificarla como obra ejemplar, digna de postulaciones
nacionales o internacionales; premios ignoro si los ha ganado, pero inclusive forma
parte del catálogo de “Lo mejor del Siglo XXI” según editorial Arquine. Nada
justifica el golpeteo o la descalificación -el juicio a priori que ha señalado Arturo Ortiz Struck-, pero la
sobrevaloración hace más notorio que cualquier persona, sin ser un especialista
se mofe con facilidad.
Lo anterior pone en tela de
juicio la credibilidad de todo el andamiaje para glorificar talentos, de forma
paralela exhibe la complacencia y la incapacidad por parte de nosotros, los
arquitectos de manifestar una dosis mínima de autocrítica que nos evite
titubear al conducirnos por los caminos del cinismo, la mercadotecnia o la
incontrolable autoestima que nos hace aplaudir cada uno de nuestros reflejos.
Hablo en plural. ¿Se puede seguir exigiendo reconocimiento a pesar de saber que
el proyecto no es ni la mitad de lo que se planteó en imagen y que su conclusión
no es –quiero pensarlo así- lo que el autor esperaba en términos de calidad
constructiva y funcionamiento?
La obra de Michel Rojkind
–la de hace años y la más reciente- habla por sí misma, no necesita nada ni
nadie que la defienda, menos a él que como persona no merece ser señalado. Este
suceso atípico, no será el último que acontezca en el gremio, pero con él la
Cineteca se ha unido a la selecta lista de obras en las cuales los arquitectos son
señalados culpables en exclusiva por no hacer un trabajo de calidad. Algo
similar le pasó a Alberto Kalach con la Biblioteca Vasconcelos, a Francisco
Serrano con la Terminal 2 del Aeropuerto de la Ciudad de México, a César Pérez
Becerril y compañía con la Estela de luz. La lista de arquitectos es dramática,
una exageración para enjuagar culpas compartidas. Hay corresponsabilidades que
no deben de negarse, menos cuando de recursos públicos se trata. ¿O acaso basta
el dicho de Consuelo Sáizar citando exitosas cifras de visitas y la
justificación por lluvias atípicas para eximirla de responsabilidad alguna? ¿Y
sus asesores, sus premuras, los contratistas, la supervisión de obra, el
mantenimiento?
Teodoro González de León, me comentó hace años en relación a todas las fallas señaladas en la construcción del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM, que no eran deseables pero que evidenciaban el nivel que tenía la constructora más grande e importante del país (ICA) para hacer una obra arquitectónica y que ante ello, poco podría hacerse; es lo que hay. Señalaba. ¡Qué pena!
Teodoro González de León, me comentó hace años en relación a todas las fallas señaladas en la construcción del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM, que no eran deseables pero que evidenciaban el nivel que tenía la constructora más grande e importante del país (ICA) para hacer una obra arquitectónica y que ante ello, poco podría hacerse; es lo que hay. Señalaba. ¡Qué pena!
Para dejar claro que esto va más allá de una sola obra, la ingeniería mexicana también hace su aparición desafortunada con la Línea 12, Dorada o Bicentenario, la cual hoy en día se encuentra cerrada por fallos múltiples en su construcción, funcionamiento y puesta en marcha. La joya de la corona que muchos años caracterizó el talento mexicano (la ingeniería civil) parece ser también ahora otro motivo de burla más que tenemos en la industria pues no se le ve fin al cúmulo de sorpresas negativas que esta obra sigue generando. ¿La ingeniería mexicana está en crisis o de nueva cuenta se deja ver que el sector de la construcción es la caja chica para gobernantes y empresas? ¿de nueva cuenta opacidades y tiempos políticos? ¿A cuántos ingenieros civiles titulados conoce usted que hayan trabajado en esta obra? Yo conozco sólo a pasantes de arquitectos o ingenieros truncos que trabajaron ahí, contratados por salarios bajísimos como residentes o supervisores de obra. Sin experiencia, no sorprenden los resultados.
El consorcio constructor
Alstom, ICA –de nueva cuenta aparece- y CARSO, no ha tenido otra opción que
recurrir al llamado del marco legal para esgrimir sus argumentos y determinar responsabilidades.
Autoridades, sindicato, constructores, proveedores, todos se encuentran dando
detalles de su participación ante una Comisión
Especial de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) que tiene a su
cargo investigar las fallas en la Línea 12. Además, la ALDF firmó un convenio con el Colegio de
Ingenieros Civiles de México (CICM) y la Asociación Mexicana de Ingeniería de Transportes (AMIT) para
brindar asesoría técnica en materia de obra civil e ingeniería de transportes
para consolidar los elementos sustanciales que ayudarán a normar el criterio
para emitir las conclusiones finales de la investigación.
Si
bien la vergüenza es mucha y la putrefacción es mayor, por lo menos a nivel
institucional los ingenieros civiles ya están viendo el modo de reparar los
platos rotos. En la arquitectura preferimos el silencio, seguimos siendo el
juguete favorito de funcionarios y personajes encumbrados en sus delirios
dictatoriales que confunden la construcción de un edificio con la adquisición
de una obra de arte. Así las cosas. ¿Estamos ante lo mejor del Siglo XXI?
Tres
autores han dado una visión distinta de este asunto, con similitudes y
diferencias vale la pena leer lo escrito por Toño Gallardo, Alejandro Hernández
Gálvez y Arturo Ortiz Struck en el Blog de Proyecto Publico. http://proyectopublico.org/ Aquí el link.
*Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y
articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y
miembro del Consejo Editorial de la Revista
Relación de imágenes.
1.-Línea 12. Marcos Betanzos
2.-Línea 12. Marcos Betanzos
3.-Render de la propuesta.
Tomada del sitio de Rojkind Arquitectos
4.-Foto del proyecto. Flickr
(Meketrefe)
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