Por: Arturo Emilio Escobar @AEmilioEscobar
Cuando caminaba rumbo a la Torre Latinoamericana con curiosidad por ver los
“oficios del diseño” llevados a otro nivel de apreciación, un bolero hacía
brillar el calzado de un señor formal, corría un niño ilusionado hacia el
vendedor de algodones de azúcar, y hasta tropecé con una señora muy “fi-fi” que
salía de una estética con un abombado peinado y manicure carmesí, oficios
frente a mí, oficios por allá, labores con tradición por aquí… trabajo honesto
y ganas de aportar algo en todos lados.