Damasco Uno por Valdez Arquitectos


El proyecto se diseñó para una familia joven que solicitaba una casa lo suficientemente íntima para descansar de la vida diaria en la ciudad y al mismo tiempo con los espacios adecuados para desarrollar actividades sociales con su círculo más cercano.

Por: podio @podiomx

La vivienda se emplaza en la zona periférica ubicada al norte de la ciudad  de San Cristóbal de Las Casas, fuera de su centro urbano histórico. Al  estudiar el contexto inmediato, nos percatamos de la diversidad tipológica que lo rodea, lo que conlleva verificar una lectura desordenada del mismo.

La fachada no responde formalmente a ninguna lectura tipológica vecina, la sencillez de su geometría y textura le permite mimetizarse sobriamente al contexto, y, a su vez, muestra que la  arquitectura puede lograrse sin envolturas, con materiales elementales de la  construcción como el barro, concreto y acero.




La casa se desplanta dentro un terreno irregular  y sin grandes atributos, para lo que se creo su propio tejido hacia el  interior a través de corredores perimetrales, que brindan luz y ventilación.

La parte privada de la vivienda está contenida en un volumen blanco. La implementación de elementos retomados de viviendas  vernáculas de la región como una chimenea de leña y plafones bajos recubiertos de madera, permiten regular la temperatura interior de manera natural, coadyuvando al ahorro de energía eléctrica en los fríos días característicos de la ciudad.



En contraste, al exterior, elementos de barro en pisos, celosías y muros, dirigen al usuario visualmente a las zonas sociales. El carácter social de la casa permitió desarrollar distintas terrazas. Teniendo en cuenta la variedad de climas que la ciudad presenta a través  del año, éstas son abiertas y semi-abiertas.

La terraza principal  evoca la sensación de intimidad al estar protegida de las vistas exteriores  por muros de celosía que, a su vez controlan el ingreso de vientos  dominantes, cubiertas por una celosía de metal que asemeja una persiana; ésta matiza la luz solar y un gran cristal la protege de la lluvia, generando, a  su vez, un conjunto de luces y sombras con vistas fugadas hacia el Cerro  de La Hormiga.

Fotografía: Carlos Berdejo Mandujano








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