La Visual de...

Enchúlame la maquina

Foto tomada de AnimalPolitico.com
Marcos Betanzos * @MBetanzos
Una ocurrencia más: el gobierno de la Ciudad de México en conjunto con el del Estado de México han decidido en fechas recientes una reforma adicional al Programa “Hoy no circula”, con tal determinación para dar un giro de tuerca más en torno a esta política pública que entró en vigor el pasado martes, ya han sido varias las adaptaciones realizadas que en cuestión de días se han implantado haciendo evidentes las inconsistencias y la fragilidad de esta idea que pretende, según se ha dicho insistentemente: mejorar la movilidad en la Megalópolis (
Distrito Federal, Estado de México, Morelos, Hidalgo y Puebla) para garantizar un mayor beneficio social y ambiental.



Salida de la mente maestra de algún funcionario bienintencionado, esta renovada adecuación al programa sería válida para lograr los objetivos planteados si se pudiera observar que su implementación de forma única, no tiene mayor impacto que el que se ha visto en años pasados con el programa original: un absoluto fracaso consolidado año a año de forma continua y paralela al incremento del parque vehicular. 

También, si se entendiera que es prioritario dejar de lado la ambigüedad del discurso político que por un lado exenta el pago de tenencia a automovilistas y por otro incrementa el costo del transporte público como el Sistema Metro, mismo que como se sabe, ni cuenta con la capacidad de dar un buen servicio, ni lo hace con calidad o de forma segura y, mucho menos confortable.

Como ejemplo, la Línea 12, que presumiblemente como van las cosas y el trabajo de la comisión investigadora de sus problemas de construcción, la opacidad comandará todo dictamen eximiendo al consorcio constructor, mientras los usuarios siguen padeciendo los paliativos improvisados.
Foto tomada de redpolitica.mx
Un programa como el “Hoy no circula”, funcionaría si se observara antes que nada la implantación de políticas públicas que motiven el uso de un transporte público y lo conviertan en una opción eficiente, segura y de calidad, añadiendo otros sistemas de movilidad como el de la bicicleta. Pero poco puede esperarse, cuando tal parece, las únicas zonas que gozan del privilegio de tales programas como Ecobici, son aquellas que se encuentran en el centro o en el poniente del DF, y además con una calidad poco deseable y una improvisación que parece haberse institucionalizado.

Hay que añadir que en el caso de la Ciudad de México el transporte público de autobuses y microbuses no ofrece ninguna garantía, todos los días sabemos de accidentes por conductores drogados o alcoholizados, la falta de control, supervisión, ordenamiento y una deficiente regulación en la asignación de concesiones es parte del mosaico que configura este problema, la situación se repite con el agravante de que en el Estado de México, tal servicio es más caro y por mucho pero mucho, más inseguro.

Quienes han pensado en incrementar el rigor del programa “Hoy no circula” y argumentan que lo hacen por el bien de la mayoría, olvidan que son las delegaciones Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc las zonas donde se concentran tres de cada diez viajes realizados en automóviles particulares, justo las zonas que más opciones tienen para trasladarse en sistemas públicos. Esto de acuerdo al ITDP.

Omiten también que la infraestructura existente, debido a sus deplorables condiciones no permite trasladarse a la velocidad recomendable para reducir ese 18% de las emisiones de CO2  (dióxido de carbono) generadas por los automóviles particulares y otros agentes, como la gran cantidad de vehículos pesados destinados al transporte de carga que tampoco tienen regulados sus horarios o rutas y, aquellos  de mantenimiento o limpia de la ciudad, que con sus inoportunas actuaciones laborales son capaces de reducir Calzada de Tlalpan a un solo carril; los funcionarios olvidan eso y que por ejemplo en esta temporada de lluvias toda vialidad ha sucumbido, se ha anegado y el transporte público noche tras noche ha colapsado a la par de la ciudad.
Foto tomada de atraccion360.com
Añadir la observación de estas realidades irrefutables es necesario para complementar o dar un balance justo a esta reforma al programa “Hoy no circula”, mismo que se ha convertido exclusivamente, en un sistema de captación de ingresos venido a menos por el aparato de corrupción del cual forman parte todas las piezas del mecanismo de verificación vehicular. A nadie puede sorprender el hecho: un coche del año, “no pasa”, “hay que entrarle” si se quiere circular, hay que mocharse con “el brinco”. 

Los hologramas tienen precio y nadie, ninguna dependencia ha resuelto el tema, se siguen otorgando incentivos para que la corrupción continúe. Esto parece que los funcionarios en turno no lo saben, por eso es oportuno recordar lo que hay detrás de la contaminación y, hacerles ver que la búsqueda de transparencia no sólo está en el aire.
Todo lo anterior no intenta evadir el hecho de que es necesario tomar acciones expeditas para solucionar este problema, se debe enfrentar la realidad y modificar los hábitos o conductas que se tienen en la utilización de un vehículo particular, pero también es cierto que quienes pensaron estas reformas están viviendo en otro mundo, cosa que no sorprende pero indigna: ellos imaginan la ciudad colmada de coches híbridos y hasta un holograma destinaron a este tipo de autos; creen que es posible estrenar un coche cada diez años con los salarios que la mayoría del país posee, un país que de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) el 18.5% de su fuerza laboral no tiene la capacidad de ingreso económico para cubrir sus necesidades básicas.
Foto tomada de unotv.com 

Aquí el dato: un coche hÍbrido de la marca Honda modelo CR-Z, tiene un costo mínimo de 375,000 pesos, el año pasado se vendieron sólo 350 unidades y en este se espera el incremento alcance las 400 unidades. ¿Es la mayoría, quienes pueden adquirir un vehículo de tales características? ¿Es posible voltear a ver el número de vehículos circulando en función del número de escoltas y sus automóviles en el caso de funcionarios y empresarios?

La situación sigue siendo la misma: se jode al que se puede joder, y se reitera que hay ciudadanos de primera clase y los demás. Así de simple, mientras no se contemple de forma integral un trabajo verdadero para reducir el incentivo de adquirir un vehículo nuevo, los que pueden seguirán cambiando de modelo cada año, lo harán; los otros, seguirán pagando para hacer creer esa idea absurda de la calidad de vida. Ciudades sustentables pero desiguales, vaya cosa.


*Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe. 

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