Democracia y polarización


Por: Marcos Betanzos*

…lo decisivo de un sistema democrático y en lo que radica su fuerza (razón por la que se propaga por todo el mundo), es que hace corresponsable de las decisiones al “pueblo”. Jaime Labastida

La democracia parece la solución universal de todos los conflictos. Estar de acuerdo con ella es, sin duda, el día de hoy, lo “políticamente correcto”, pero el sistema para solucionar un problema no hace efectiva la solución, ni garantiza la obtención del mejor resultado, mucho menos la aceptación de todos los que forman parte de ese procedimiento para tomar una decisión.


Y así, todo parece indicar que al buscar soluciones que involucren los espacios donde todos debemos convivir -donde se hace ciudad- solo se puede generar simulación y polarización, resulta tan natural que parece sencillamente imposible desprenderse de la apatía, la incredulidad y también de cierto grado de irresponsabilidad o comodidad con la que se actúa pretendido exigir el “respeto de derechos”.

Pequeña escala de otros grandes problemas que padece este país, la consulta del pasado 20 de enero con respecto a la instalación de parquímetros en las calles de las colonias Roma y Condesa de la Ciudad de México, es muestra clara de todo lo anterior.

En el campo de la simulación o los sinsentidos, grupos de extranjeros pedían una plataforma para emitir una opinión o –poco peor- un voto virtual ante su imposibilidad de votar en el país. Se trata de personas que asumen su derecho a opinar sobre la forma en cómo se debe gestionar el conflicto cuando su situación de alquiler y número les hace pensar que son protagonistas, olvidándose de ser habitantes respetuosos de los códigos legales establecidos en el lugar de residencia. No es posible regular irrumpiendo por el simple ímpetu de querer ser escuchado, y no se puede confundir las mejores intenciones con la buena voluntad.

En el caso de la polarización, el panorama se pinta solo y ahora el espacio público se convierte una vez más en campo de batalla propicio para la descalificación y la victimización. De este modo votar parece un ejercicio tan cívicamente complicado que da terror pensar que esa es la base de la construcción de un país. 


Los nacionales votaron, sorprendentemente la mayoría lo hicieron en contra de la iniciativa-. La calle, en todo sentido se mantendrá así perfectamente definida por intereses personales que por mezquindad no pueden ver un objetivo común.

Estoy seguro que muchos ante la pregunta pública sobre si votarían a favor o en contra de los parquímetros, afirmaban que “Sí”, pero al llegar a la urna su voto sentenciaba un “No”. ¿La razón? Pensar que serían víctimas de otro impuesto más que en nada les beneficiaría. Otros que dijeron votar no tienen actualizada su credencial de elector, no pudieron emitir su “Sí”. El porcentaje de votos ejercidos sigue siendo bajo, y como se sabe, votar no es un ejercicio nacional, amprarse e impugnar sí.

Más allá del sí y del no, que ha permitido una fragmentación barrial donde ahora se disputarán el territorio franeleros y renegados, queda espacio para preguntarse por qué existe tal incapacidad del gobierno de actuar como un verdadero órgano regulador que posea una instrumentación holística para dar soluciones a problemas añejos.

Conflictos todos, que si analizamos detalladamente muchos tienen origen en el mismo sistema de gobierno: corrupción, complacencias, amiguismos son igual a negocios bajo el agua, proliferaciones de licencias, cambios de uso de suelo… ¿Por qué no atacar esto y exigir regulación, transparencia y eficacia del gobierno en turno?


Ojalá que el mejor sistema de convencimiento para aquellas zonas que no tendrán parquímetros sea la eficacia, la mejora de calles de las que sí los albergarán. Que quede claro que la democracia no exime el error pero favorece la posibilidad de ser corregido. Después de todo aún hay lugar para preguntarse ¿por qué seguimos el juego de permitir que el gobierno se lave las manos una vez más a costa de nuestra confrontación?

*Marcos Betanzos, es arquitecto, fotógrafo y escritor independiente. Becario del Sistema Nacional de Jóvenes Creadores FONCA 2012-2013 en la disciplina de Diseño Arquitectónico.

Fotografía: Foto 1 Jonathan Morales, foto 2 Fernando Mata, foto 3 Eduardo Meza.

@MBetanzos


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