Pabellón de las Orquídeas por CCA Centro de Colaboración Arquitectónica | Bernardo Quinzaños

Al adentrarte en el pabellón, respiras la frescura de la humedad, escuchas el suave tintineo de las gotas, sientes los vientos cruzados y, quizás con suerte, logras reconectar con tu esencia, descubrir tu propósito, tu Ikigai.
Por: podio @podiomx

El Pabellón de las Orquídeas, diseñado para Casa Wabi, está ubicado en las afueras de Puerto Escondido, entre el mar y las montañas. Es una estructura de madera, permanente, sustentable y ligera, dedicada a la conservación de las orquídeas en la región de Oaxaca, que plantea la sólida relación entre la diversidad biológica y cultural del paisaje.

La investigación hecha para diseñar este pabellón dejó en claro que para que las orquídeas crezcan, florezcan y se recolecten, era necesario crear un ambiente propicio para su desarrollo: húmedo, parcialmente sombreado y bien ventilado. Pero, lo que más les interesó, fue la filosofía japonesa del Wabi-Sabi, que cree que la belleza y la armonía se encuentran en la simplicidad, lo imperfecto y lo no convencional, y su relación con las ricas y complejas tradiciones de la costa oaxaqueña, lo vernáculo, los materiales de origen local (cerámica de concreto, palma y madera) y la alta calidad de las obras de los artesanos locales.
 
Entonces llegaron a palabra japonesa Ikigai (生き甲斐, ‘la razón de ser‘) que puede traducirse como la felicidad de estar ocupado. El término se compone de dos palabras japonesas: iki (生き, que significa ‘vida o estar vivo‘) y kai (甲斐, que significa ‘un efecto, resultado, fruto o valor‘.  Siendo ‘el propósito de la vida‘.
 

Cuando alguien descubre su propósito, su vocación, es más probable que disfrute de una vida larga y saludable. Sin embargo, es fácil perderse en el estrés y el ruido de nuestra rutina diaria, por lo que necesitamos reservar un espacio, tomarnos un momento para relajarnos, en este caso, con las orquídeas.
 
El pabellón se centra en tres elementos principales:
 
Primero, es una máquina simple y austera, 12 humidificadores de concreto emplean la gravedad para generar un ambiente húmedo dentro de la estructura que alberga las orquídeas de la costa oaxaqueña.

En segundo lugar, aprovecha materiales y técnicas constructivas simples, como la madera de la región y piezas de concreto elaboradas a medida en hornos locales de alta temperatura.

Y tercero, es un santuario para las orquídeas, al tiempo que busca despertar un profundo sentido de Ikigai a quien lo visita.
 
​​El principal elemento que permite que las orquídeas prosperen es un ambiente húmedo. Las intrincadas raíces, ramas y hojas captan agua del aire, del suelo y de todas las superficies circundantes. Una serie de cuencos de concreto llenos de agua en forma de pirámide descansan en la parte superior de una estructura de madera simple. Los cuencos filtran lentamente pequeñas gotas de agua que caerán al suelo permitiendo la irrigación por goteo. El agua es recogida por bandejas de base de concreto que estarán permanentemente húmedas. La brisa y el calor permitirán a las orquídeas beber agua directamente del entorno sin necesidad de que sean regadas manualmente.
 
"Life is the essence of wetness, and wetness is the essence of beauty" - Derek Zoolander
A los huéspedes de Casa Wabi, el pabellón de orquídeas les ofrece un refugio donde pueden descansar y disfrutar de agua fresca después de una larga caminata. Al recordar que los primeros pasos de la humanidad se dieron a la sombra de un árbol, el pabellón invita a una experiencia contemplativa, ya que el agua que los visitantes beben es la misma que nutre a las orquídeas.

El sonido de las gotas cayendo en los cuencos crea una armonía entre los ciclos naturales y la actividad humana. Este espacio fresco y parcialmente sumergido transforma el horizonte y la perspectiva de los visitantes a medida que descienden al nivel del suelo, ofreciendo una oportunidad no solo para apreciar la diversidad de especies de orquídeas, sino también para conectarse con la con la humilde raíz de la vida en un estado de armonía.
 

La Fundación Casa Wabi es una organización sin fines de lucro que promueve el diálogo entre el arte contemporáneo y las comunidades locales en sus tres ubicaciones: Puerto Escondido, Ciudad de México y Tokio. El nombre deriva de la filosofía japonesa del Wabi-Sabi, que cree en encontrar la belleza y la armonía en la simplicidad, la imperfección y la no convencionalidad. Su misión se centra en construir desarrollo social a través del arte, lo cual se lleva a cabo a través de cinco programas fundamentales: residencias, exposiciones, cerámica, cine y una biblioteca móvil.

En los últimos años, la fundación inauguró un Pabellón de concreto diseñado por el Arquitecto Portugués Álvaro Siza (Pritzker, 1992), un Pabellón del Guayacán del estudio mexicano Ambrosi Etchegaray, un Gallinero del arquitecto japonés Kengo Kuma, un Pabellón de Composta de los arquitectos paraguayos Solano Benítez y Gloria Cabral, y más recientemente, el Horno de alta temperatura y jardines del arquitecto mexicano Alberto Kalach. El objetivo de estos pabellones es brindar espacios utilitarios para el desarrollo de los programas de la fundación.

Fotografía: Rafael Gamo y Jaime Navarro















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