Este proyecto surge de dos condiciones rectoras:
primero, la intensión de consolidarse como una casa de visitas habiendo un
proyecto previo al cual se integra sutilmente, y segundo, la relación por
contraste entre el emplazamiento, la disposición volumétrica y las áreas libres
contra los espacios construidos. Es en sí mismo un reconocimiento al compromiso de
todo el equipo que se involucró en un primer proyecto con los clientes, quienes
en su momento solicitaron el diseño y construcción de su casa para después
establecer contacto nuevamente con la finalidad de encomendar una casa de
visitas en un terreno adjunto al predio de su vivienda.
Reconociendo esta gran oportunidad y, sobre todo,
el compromiso de refrendar aún más la experiencia de solventar las necesidades
de los clientes a través de la arquitectura, el nuevo diseño se formuló bajo
premisas enmarcadas en las ideas rectoras previamente mencionadas, así como la
garantía de lograr crear las mismas atmosferas y calidad espacial ante un
cambio de escala significativo o una vocación distinta a la que se tuvo en la
vivienda principal.
De este modo, este proyecto se integra en cuanto a
sus materiales y colores al proyecto predecesor, es decir aplanados de estuco
color blanco, piedra de recinto como recubrimiento pétreo y madera como una
segunda piel, percibiéndose como un solo conjunto. Después, se distingue por
una relación volumétrica que integra un cuerpo horizontal —convertido en una
cinta continua entre cubierta, muro y piso— en el que se incorpora en un primer
nivel el programa arquitectónico contrastando con un prisma vertical casi
hermético que contiene la circulación vertical que intercomunica todos los
niveles del proyecto, así como el acceso principal enmarcado por otro prisma
horizontal, continuación de la cinta que integra la losa.
Finalmente, una relación de vacío –volumen– que
permite configurar en tres zonas a nivel transversal del proyecto: una
explanada al frente del predio para integrar la zona de accesos a nivel de
calle; el cuerpo con los espacios habitables que se desplanta por encima de un
nivel de calle y finalmente, el área libre que integra la alberca y un jardín que
desciende hasta la parte más baja del predio.
De este modo, el volumen que articula las dos
grandes áreas libres —que representan casi el 50% del predio— alberga un baño
de visitas, cocina, sala, comedor, terraza, dos habitaciones (una orientada
hacia el acceso, otra hacia la alberca) y un baño compartido que fusiona estas
áreas como nodo central. En todo este espacio domina por un lado la apertura de
los vanos que enmarcan las entradas de luz natural en la zona pública, y por
otro los recubrimientos en madera que mimetizan los accesos a la zona de
habitaciones permitiendo que se perciba todo este espacio con una gran amplitud
y calidez definiendo el nivel de privacidad de cada uno de los sectores.
Llevado al punto de la sorpresa, destaca el color
en la carpintería de las habitaciones: se emplea el amarillo para darle una
explosión luminosa e intensa a ambas recamaras sin perder la atmosfera
sofisticada y elegante que acentúa por un lado el piso de mármol que se integra
en muros y encimeras en el baño y por otro, la amplitud espacial que se
multiplica a través de los espejos con un acento particular en la iluminación
de las geometrías producidas desde los despieces hasta la articulación en los
cambios de materiales que acentúan en cintas la circulación o función de cada
uno de los espacios, entendiendo sus cualidades como una respuesta sutil del
diseño interior.
En el nivel inferior que no percibe desde la calle,
se encuentra un baño de visitas, una sala de juegos, espacios de guardado y una
barra de bar a cubierto que sirve como área de apoyo para la zona la alberca la
cual domina el espacio por la relación que mantiene con el jardín el cual
desciende hasta al punto más bajo del terreno. En un punto central, destaca un
volumen de recinto que contiene un cuarto de baño. Esta zona, que es la de
mayor actividad pública, se puede considerar el corazón del proyecto a partir
del cual se resuelven todas las funciones y se jerarquiza la experiencia del
habitante.
Fotografía: Marcos Betanzos
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