Hay que
seguir abriendo brecha, proponiendo diseño alcanzable y sistemas eficientes,
productos fabricados por empresas mexicanas
Por: Lorenzo
Álvarez* @lorenzoalvarez
Pienso que
México tiene un enorme potencial industrial asociado al diseño, pero su crecimiento
dependerá de la posibilidad de que la industria valore nuestro diseño como una
herramienta para vender más. Por ello, estoy convencido de que la práctica del
diseño se basa en principios con una base sólida, que nos hace responder por
los productos que hacemos.
Como
muchos afirman: “hay que predicar con el ejemplo”, yo tengo uno muy bueno y se
llama Todó, una línea de mobiliario colaborativo que diseñé para Grupo di, la
cual puede entenderse como una actitud hacia las formas de trabajo contemporáneas
que resuelven “todo con menos”, una recapitulación a lo básico.
Los
elementos de Todó son de panel MDF de 18 milímetros en acabado melamínico
bifacial, que tienen la certificación FSC, y algo fundamental en la producción
del mobiliario es que se realiza únicamente por medio de cortes. Con esta
cualidad sus secciones pueden montarse fácilmente, utilizando sólo ensambles
para eliminar el uso de adhesivos y complicados herrajes.
Haber trabajado
con una experimentada firma mexicana me confirma el éxito de crear una línea
como un proyecto activo de diseño, un proceso más allá del mueble como objeto
de deseo. Su economía de materiales, procesos industriales, ensamblado y
transporte lo acercan a la sustentabilidad no como una credencial más, sino
como una postura permanente ante nuestra práctica.
Todó es un
sistema lógico, riguroso, pero también es una respuesta a la necesidad que enfrenté
cuando quise montar mi propia oficina con un mínimo de recursos, ante todo, negándome
a perder calidad en mi área de trabajo. Por eso considero que en México nadie
ofrece una solución como Todó, al precio de Todó ni con la calidad y
posibilidades tangibles para dignificar nuestra oficina.
En un país
con niveles de pobreza como en el que vivimos, y con una economía estancada
como la que tenemos, siempre es difícil pensar en producir cualquier cosa con
éxito comercial asegurado. Mientras esta situación no cambie y no tengamos un
mercado interno sano y capaz de consumidor objetos, no sólo diseñados sino
producidos con cierta calidad, nuestro trabajo estará restringido a unos
cuantos. Por eso hay que seguir abriendo brecha, proponiendo diseño alcanzable,
sistemas eficientes, productos fabricados por empresas mexicanas. Sólo así
contribuiremos positivamente con la vida de la gente, y ¿por qué no? proyectaremos
felicidad, como en esta ocasión, para un entorno colaborativo.
*Lorenzo Álvarez estudió en la Architectural
Association School en Londres, el Politécnico de Milán y el ITESM de Querétaro.
Desde 2008 dirige su propio estudio.
Es miembro
ejecutivo de Municipia, think-tank y consultoría creativa, desde donde promueve
una agenda de desarrollo urbano sustentable para ciudades pequeñas. De 2004 a
2008 trabajó para AS Studio (Londres) donde fue jefe de proyectos. Desde hace
más de 10 años ha construido edificios de vivienda, oficinas y comercios en
México y el Reino Unido.
Fue
becario del programa Jóvenes Creadores del FONCA (2004) con un proyecto urbano
para el Centro Histórico de la Ciudad de Querétaro. Ha exhibido su trabajo en
el Museo de Arte Moderno y el Museo de la Ciudad de Querétaro. Es docente en la
carrera de Diseño Industrial en CENTRO de Diseño Cine y Televisión.
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