Casa FJO por Imativa Arquitectos, arquitectura familiar en diálogo con el paisaje

Una arquitectura hecha a la medida, donde el respeto por el entorno, la claridad estructural y la vocación familiar se entrelazan para dar forma a un hogar que celebra la vida compartida en el corazón de La Joya.
Por: podio @podiomx

Ubicada en La Joya, un exclusivo desarrollo residencial en Hermosillo, Sonora, Casa FJO se despliega sobre un terreno de más de 15 metros de desnivel, en el cruce entre una calle y un cauce natural que desciende por el cerro durante la temporada de lluvias. Esta condición topográfica exigió una solución integral: además del diseño arquitectónico, se desarrolló un sistema de captación pluvial y un canal embovedado que recorre una de las colindancias sin interferir con la construcción.

El proyecto responde al deseo de una pareja por crear un hogar cálido y funcional, capaz de acoger a su extensa familia en distintos momentos. La vivienda se organiza en tres niveles: el superior, con áreas sociales, cocina, recámara principal y terraza; el intermedio, destinado a dormitorios, estancia familiar, servicios y terrazas; y el inferior, concebido como jardín, zona de guardado y espacios de servicio. Esta disposición permite que los propietarios vivan cómodamente en el nivel de acceso, mientras que los niveles inferiores pueden ser habitados de forma ocasional por hijos y nietos.

La geometría del terreno permitió desarrollar plantas rectangulares con frentes largos orientados hacia las vistas y la calle, lo que favorece la iluminación natural, la ventilación cruzada y una conexión visual constante con el entorno. Las puestas de sol, visibles desde al menos dos fachadas, se integran como parte esencial de la experiencia cotidiana.



Grandes volados en terrazas y remetimientos en ventanas actúan como estrategias pasivas para controlar el asoleamiento, mejorando el confort térmico interior. Estos elementos fueron posibles gracias a la combinación estructural de concreto y acero, que permitió resolver claros de hasta cinco metros. En cuanto a materiales, se emplearon ladrillo Querobabi en muros divisorios y block Hebel en muros perimetrales, lo que redujo la carga estructural en un 30% y aportó propiedades térmicas y acústicas.

El sistema constructivo incluye zapatas aisladas y corridas, muros de contención en concreto armado y piedra, columnas y marcos metálicos, entrepisos de steel deck y azotea en concreto celular. Los acabados reflejan un equilibrio entre sencillez, modernidad y respeto por el entorno. Se eligió una paleta cálida y neutra, con muros texturizados en tonos beige, piedras locales —incluidas algunas del propio terreno— en muros clave, paneles de aluminio en faldones de terrazas y plafones de WPC para añadir calidez.

El proceso de diseño y construcción se vio enriquecido por la participación activa del propietario, cuya sensibilidad por los materiales naturales y atención al detalle marcaron una pauta clara en cada decisión. El encargo llegó a través de una de sus hijas, arquitecta, lo que permitió establecer una colaboración cercana y fluida entre todos los involucrados.

Fotografía: Luis G. Castro








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