Surge de la necesidad de espacios sociales que
enriquezcan las vivencias diarias. Cada rincón de la residencia emana elegancia
sin sacrificar su calidez, haciendo que los visitantes se sientan como en casa
desde el primer paso.
La elección de colores monocromáticos y materiales
como madera, granito y mármol complementan a la perfección el mobiliario
contemporáneo, creando un ambiente moderno, luminoso y sofisticado con una
armonía excepcional y una personalidad única.
Al entrar en la residencia, nos recibe un hermoso
candil que se fusiona de manera armoniosa con el resto de la iluminación.
Siguiendo este camino, nos encontramos con el comedor, un espacio que se
integra con la sala y la cocina, y que gracias a unos amplios ventanales nos
brinda una vista panorámica de la alberca y la terraza.
La sala de estar, conectada al comedor, es el corazón
de las áreas sociales. La combinación de texturas, tonos claros y la madera del
mueble de gran formato crea una sensación de relajación y comodidad que invita
a disfrutar de momentos inolvidables en este espacio.
La cocina se distingue por su ejecución impecable, así
como por su sencillez y elegancia. Su excelente ubicación garantiza una óptima
circulación e iluminación.
Decorado en tonos neutros y resaltado por elementos en
madera de nogal, el baño de visitas se convierte en un espacio atemporal y
funcional. El equilibrio entre muebles duraderos y telas de fácil mantenimiento
convierte la terraza en un lugar para disfrutar sin preocupaciones, haciéndola
el área ideal para convivir en familia o con amigos, y disfrutar de la
naturaleza.
Al subir por las escaleras se accede al family room,
un rincón destinado a los momentos de intimidad y convivencia familiar, donde
las risas fluyen en armonía gracias a la acústica lograda por la variedad de
texturas.
Al continuar por un pasillo llegamos a la recámara
principal, que se presenta como un auténtico santuario del buen gusto. En este
espacio, los tonos neutros y los acentos de color verde se combinan para crear
una atmósfera de serenidad y equilibrio. Desde el contraste de texturas en el
mobiliario hasta los detalles de herrería en color oro, cada elemento está
cuidadosamente pensado para ofrecer una experiencia de lujo incomparable.
La segunda recámara está diseñada en tonos claros con
toques de rosa, logrando un estilo sofisticado y femenino que, en conjunto con
el mobiliario, crea un espacio que irradia vivacidad y alegría.
La recámara de visitas es un espacio atemporal y
sobrio, que prioriza la simplicidad y funcionalidad, sin comprometer el estilo
elegante que recorre la residencia. Compuesta por una cama matrimonial y una
pequeña sala de estar que hace juego con el resto de los colores de la
habitación.
En esencia, esta residencia encapsula el lujo de forma
sutil y cuidadosa, resaltando los detalles de cada rincón y convirtiéndola en
un santuario perfecto para disfrutar y recobrar la calma después de un gran día.
Fotografía:
Lorena Darquea
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