Un diálogo constante entre el pasado y el presente, entre la forma y la función, entre la belleza y la utilidad.
En el vibrante entorno suburbano de Mérida, Yucatán, emerge
un proyecto arquitectónico que fusiona la rica historia local con la
funcionalidad contemporánea y la estética: las oficinas Capro. Están ubicadas
en un terreno angosto y de forma irregular que se encuentra frente a la plaza
central de Temozón pueblo, por lo que han sido diseñadas para adaptarse
armónicamente en el entorno urbano, al mismo tiempo que aprovechan la
estructura preexistente y maximizan el uso del espacio.
El equipo de arquitectos tomó la decisión audaz de conservar
la primera crujía y redefinir la fachada histórica presente en el sitio,
estableciendo un diálogo entre lo antiguo y lo contemporáneo demostrando cómo
el diseño arquitectónico puede honrar la historia y, al mismo tiempo, abrazar
la innovación.
La configuración de las oficinas se basa en un esquema lineal
compuesto por dos bloques de tres niveles, cada uno con alturas distintas.
Estos están separados por un patio central que conecta los distintos niveles a
través de una escalera escultórica que no solo cumple su función practica si
no, que se convierte en una pieza que aporta carácter y dinamismo al edificio.
Esta disposición no solo garantiza una distribución funcional de los espacios,
sino que también maximiza la entrada de luz natural y vistas panorámicas desde
todas las áreas de trabajo.
El primer bloque cuenta con los espacios públicos de
recepción y una sala de juntas en su planta baja. En los niveles superiores, se
ubican las oficinas privadas, garantizando la privacidad requerida para tareas
sensibles, al tiempo que facilita una conexión visual tanto con el entorno
exterior como con el interior del edificio.
El segundo bloque se enfoca en la funcionalidad de las
oficinas. La planta baja alberga una segunda sala de juntas, al igual que áreas
de servicio y a medida que se asciende por los niveles superiores se despliega
un entorno de trabajo que incluye espacios abiertos, terrazas y comedores para
los colaboradores. Haciendo una combinación entre áreas de trabajo y espacios
de descanso, promoviendo la creatividad, el bienestar y la colaboración entre
los equipos.
La paleta de materiales de bajo mantenimiento refleja
importancia por la atemporalidad. La madera y la vegetación evocan calidez y
conexión con la tradición, mientras que el acero y el concreto aparente
reflejan el avance tecnológico y la estética contemporánea. El uso del color
negro, estratégicamente distribuido, agrega un toque de sofisticación y
cohesión visual.
Son
mucho más que un lugar de trabajo, son un testimonio audaz de cómo la
arquitectura puede tejer historia y modernidad en una sinfonía visual y
espacial. A través de la incorporación de elementos como los bloques
diferenciados, el patio central y la escalera escultórica, estas oficinas no sólo
maximizan la funcionalidad y la eficiencia, sino que también enriquecen la
comunidad arquitectónica y el entorno urbano en su conjunto, haciendo un
diálogo constante entre el pasado y el presente, entre la forma y la función,
entre la belleza y la utilidad.
Fotografía:
Manolo R Solís
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