Casa Piedra por TALLER Gabriela Carrillo


En esencia, construir una tensión entre el oleaje de piedras y las líneas ortogonales de lo construido, y otra entre los límites interiores y el horizonte de los paisajes.

El proyecto define el punto de equilibrio donde el mar se asoma, el viento fluye y la roca existente en el corazón del proyecto se desliza bajo la casa-pórtico para desaparecer los límites entre el terreno natural y las intervenciones humanas. 

Por: podio @podiomx

Casa Piedra se ubica en Brisas Marqués, fraccionamiento residencial en una de las penínsulas que circundan la tradicional Bahía de Acapulco en el estado de Guerrero. La característica esencial de este conjunto es que se ubica en un yacimiento de rocas de granito de gran antigüedad que definen el tipo de suelo de la bahía. En un terreno de 1000 metros cuadrados, situado a 100 metros sobre el nivel del mar y 300 metros del límite marino, el predio casi regular y repleto de restricciones presentaba un par de retos importantes por resolver.

Un objetivo importante fue preservar en la medida de lo posible el espíritu rocoso encontrado, un inmenso mar de piedras, particularmente dos enormes piezas de más de dos metros de diámetro en el centro del terreno. El segundo, diluir la escala de la casa en la topografía con más de 17 metros de diferencia de nivel desde el punto más bajo.

Una intervención que fuera capaz de cambiar de escala, de resolver un esquema sencillo donde la ¨plaza¨ se desdobla del terreno pétreo y una sencilla crujía de un pórtico, aloja en su nivel más alto las cuatro habitaciones del programa íntimo para casi asentarse sobre la piedra central, y después encajarse en la topografía. La complejidad de la casa no se encuentra en el sencillo sistema regular, sino en los encuentros con la naturaleza de las piedras, los árboles y las curvas de nivel existente. La búsqueda por crear unas áreas sociales completamente abiertas con sólo algunos elementos cerrados como la cocina principal y el cuarto de televisión, pero siempre viendo y honrando las rocas.






Reducir la arquitectura al mínimo para encontrar en los encuadres y los horizontes infinitos de la alberca, el mar y la selva la construcción espacial de los espacios. Una casa que no tiene frente o tras, sino que se abre a varios paisajes con igual jerarquía; encontrando en los distintos niveles la oportunidad de albergar las áreas de servicios, cisternas, bodegas y un pequeño departamento independiente; creando terrazas y espacios de descanso con distintas oportunidades de vista y asoleamiento en estrecho diálogo con lo natural, las rocas, los árboles y el paisaje. La escalera es un eje que transita por todos los niveles, desde el estacionamiento hasta el piso de habitaciones, en línea recta, a veces contenida entre muros y otras en tensión con la roca y los espacios.

El uso de un sólo material, concreto con color, producto de la mezcla de cemento y arena local con distintas estrategias en sus acabados finales para volverse casi madera en muros de acabado aparente enduelado y pisos lavados y antiderrapantes, de bajo reflejo lumínico, pero también de baja absorción térmica para poder caminar sin zapatos. Se reutilizó la madera de la cimbra para hacer lambrines y estructuras ligeras, así como la piedra producto de las mismas excavaciones para definir terrazas y contenciones. Sistemas inteligentes de paneles solares para la alberca y fotovoltáicos para la energía eléctrica, así como sistemas de tratamiento de agua vuelven a la casa prácticamente autónoma de la infraestructura local.

Fotografía: Rafael Gamo
















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